El Bernabéu se divierte al ritmo de Vinicius

El Madrid terminó atropellando al Celta (5-2), a pesar de ir a remolque gran parte del partido

Benzema hizo un 'hat trick' en el regreso del equipo a su estadio tras meses en Valdebebas

El Madrid remonta para imponerse con claridad al Celta

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Supuestamente el gran cambio del Madrid está en el banquillo esta temporada. Se marchó Zidane por segunda vez y volvió Ancelotti en otro ataque de nostalgia de Florentino. Entre tantos rodeo al pasado, el Madrid vive en el día de la marmota para lo bueno y para lo malo. Sobre todo en los últimos tiempos, donde la foto del equipo se parece muchísimo a la de la temporada pasada.

Real Madrid-Celta

Liga Santander Jornada 4

5
2
Alineaciones
Real Madrid
Courtois; Miguel Gutiérrez (Marcelo, 89'), Nacho, Militao, Carvajal; Casemiro, Modric (Asensio, 69'), Valverde, Hazard (Camavinga, 65'), Vinicius (Rodrygo, 89') y Benzema.
Celta
Dituro; Javi Galán, Murillo (Aidoo, 89') , Araujo, Hugo Mallo; Tapia (Fran Beltrán, 46), Suárez, Brais (Solari, 52'), Cervi (64'), Iago Aspas y Santi Mina (Galhardo, 64').

El Madrid sigue siendo un equipo que vive en las dos áreas, que ataca por impulsos y se defiende cómo puede, casi siempre bastante mal. Pero también un rival temible, porque siempre vuelve, como si tuviera siete vidas y una bala en la recámara. Se ha ganado la fama con merecimiento: cuando un rival empieza marcando en el Bernabéu, son muchos los aficionados que creen que llegó demasiado pronto.

Le ocurrió a un Celta que merodeó la gesta, que desnudó al Madrid en muchos momentos, pero que terminó frustrado, sintiéndose uno más. Les ocurre a muchos, equipos en el Bernabéu: se sienten un rato especiales y luego se les pone cara de fastidio.

Un Madrid de menos a más

Volver al Bernabéu, un estadio de apariencia amplísima, magnificó la sensación de repliegue torpe y equipo partido del Madrid. Más aún con un Iago Aspas que se le pasó en grande, que dominó el escenario, y que sacó provecho al desorden general. En la foto salió varias veces el joven Miguel Gutiérrez, como en el primer tanto del Celta, pero el Madrid pudo salir muy mal parado con el partido de Nacho.

El Madrid no tardó en darse cuenta que venían curvas. A los cuatro minutos un error en cadena terminó con Militao apretando los puños. Robó Aspas en el área, tras una cesión de Gutiérrez a Nacho, y dejó a Mina ante Courtois. El belga no pudo hacer nada y el Bernabéu, que aún estaba saboreando el título de la Supercopa de baloncesto, se quedó destemplado.

La acción dejó en evidencia al Madrid pero también impulsó una primera mitad agitada. 45 minutos de oleadas de ocasiones y defensas volátiles. De solistas como Vinicius, encendido todo el partido.

De sus pies salieron las mejores ocasiones del Madrid, algunas empezaron muy bien, la mayoría acabaron peor. Pero el brasileño posee un desequilibrio asombroso. Con Vinicius ocurre algo parecido que con Dembélé: resulta imposible prevenir lo imprevisible. Y eso vale para rivales y compañeros.

A los dos se les pedimos que maduren, como si estuvieran en manos de expectativas al gusto de aficionados y periodistas. Pero hasta que eso ocurra siguen siendo dos futbolistas divertidísimos de ver.

Ante el Celta, Vinicius no dejó de correr la banda con entusiasmo, pero fue Benzema el primero en poner pragmatismo. A estas alturas, resulta toda una ironía que, no hace tanto, el francés fuera un ariete bajo sospecha. De él se decía que era un nueve y medio, un mediapunta con problemas de puntería que jugaba de delantero centro.

Sus últimas temporadas desmienten un relato que ha quedado completamente desfasado. También contra el Celta, donde marcó dos goles. El primero rematando dentro del área de primeras para empatar el partido. Y el segundo con un remate académico de cabeza. Un gol de los llamados psicológicos porque llegó en el arranque de la segunda parte para empatar de nuevo el encuentro.

Antes el Celta se había adelantado otra vez con una maravilla de Cervi, primero con un remate de tacón, que golpeó en el palo. Y después aprovechando el rechace. Fue un espejismo porque se sabía que al intercambio de golpes el Madrid tenía las de ganar. Y así fue, con toda la crudeza para los aficionados del Celta.

Vinicius marcó en un mano a mano clínico. Nada que ver con su leyenda negra delante de portería. Una leyenda que le pesa, como demostró con una celebración sin protocolo. Con el brasileño abrazado, literalmente, a los aficionados.

El brasileño todavía tuvo tiempo de celebrar con Camavinga un gol y provocar un penalti que convirtió Benzema. El Bernabéu se divirtió al ritmo de un Vinicius que, esta vez sí, pareció algo muy serio.