REAL MADRID

Bellingham vuelve a ser Jude

El inglés capitanea la mejoría del Real Madrid a base de fútbol, asistencia, goles y una personalidad que arrastra a sus compañeros

Bellingham: "Jugar en el Madrid es el mayor privilegio de mi vida"

El jugador del Madrid, en la previa del partido con Pachuca / Perform

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

El Bernabéu se enamoró de Bellingham nada más aterrizar en el Real Madrid. La grada le cantaba el famoso ‘Hey Jude’ de The Beatles ensimismada por el embrujo de su fútbol, himno que se había apagado en los últimos tiempos. Sin embargo, el inglés ha vuelto para mostrar su mejor nivel y escuchar de nuevo el saludo que creó Paul McCartney. Un reconocimiento a su fútbol que vale para mejorar las prestaciones de un equipo que no acababa de encontrar su mejor versión con la llegada de Mbappé, que trastocaba el sistema.

Mejor de media punta

Ancelotti siempre ha divulgado que su dibujo predilecto en el Real Madrid era el 4-3-3, pero la marcha de Benzema y la llegada de Bellingham le llevó a utilizar el 4-4-2 con el inglés en el vértice de un centro del campo en rombo abasteciendo a Vinicius y Rodrygo en ataque. La llegada de Mbappé lo cambiaba todo. El italiano recuperó el 4-3-3 pero alejó a Bellingham del ataque para blindar el centro del campo con Valverde y Tchouameni o Camavinga.

Las lesiones impidieron engrasar el nuevo sistema, pero poco a poco ha ido dando resultados. Para ello, Ancelotti ha entendido que donde Bellingham hace más daño es manteniéndolo en la media punta pese a tener tres atacantes por delante. Desde que apostó por ello, el inglés ha vuelto a ser ese futbolista definitivo en la gestión del juego ofensivo y lo ha hecho marcando goles, dando asistencias y ejemplo con su esfuerzo.

Hacia arriba

Los datos avalan la apuesta del italiano, ese técnico obsesionado con defender más que por atacar. Devolver al inglés a la media punta le cuesta al equipo encajar más goles pero, a cambio, marcar muchos más. Bellingham ha logrado nueve goles en los últimos 12 partidos que ha jugado, dejando atrás una sequía de doce partidos sin ver portería, quizá por ocupar una posición más retrasada producto de esa transformación táctica.

A esos nueve goles, cuatro de ellos sirvieron para abrir el marcador, añade seis asistencias de gol, además de encargarse de acercar el balón a los tres delanteros para desarbolar las cerradas defensas rivales. Su crecimiento coincide con la racha de los blancos, que llevan siete victorias y un empate en los últimos ocho partidos. Pero, por encima de ese recuperado acierto goleador, sobresale en capitanear al equipo con una personalidad que arrastra a sus compañeros.