La BBC queda en evidencia

Benzema, Bale y Cristiano, cuestionados por su actitud defensiva

Benzema, Bale y Cristiano, cuestionados por su actitud defensiva / EFE

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

La BBC ya no engaña a nadie. Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo no defienden cuando se juntan. Solo se exprimen cuando ellos quieren. En los partidos grandes, con preferencia para la Champions League, donde hay más ojos que miran y la proyección internacional crece. No es de extrañar que desde que juegan juntos (2013-14), el Real Madrid no haya ganado ninguna Liga. Con actitud forman un tridente temible y lanzan a su equipo; sin ella, los blancos se convierten en un equipo vulgar. En un conjunto en el que ocho jugadores se vacían sin balón para tapar las miserias que provoca su desconexión cuando se trata de perseguir al rival.

Sus compañeros dejaron en evidencia a Bale y a Cristiano en el partido contra el Eibar. Un Real Madrid que llegaba con dudas, al que salvaba el coraje ante la falta de juego. Se presentaba en Ipurúa sin ellos, sin sus dos grandes estrellas, para demostrar que cuando faltan crecen como equipo. El Madrid fue equilibrado y solidario. Controló y movió el balón con precisión y velocidad para descoser a un rival compacto, a un Eibar que si es uno de los equipos revelación de la temporada es por su concepto solidario, por su juego de equipo. Pero se encontró con un visitante que jugó junto, que se movió en bloque, en 20-30 metros, sin privilegios entre sus once componentes como ocurre cuando juega la BBC.

Problema para Zidane

La llave de implicar a los tres la tiene Zidane. Si lo consigue, su equipo puede ser demoledor, pero la indolencia defensiva de la BBC diluye la regularidad de un equipo que tiene plantilla suficiente como para suplir esa carencia.

El técnico francés debería velar por el bien común y sentarlos cuando den muestras de ese acostumbrado vicio de no ayudar a sus compañeros a recuperar el balón. Y la mejor muestra de que son prescindibles es que el Madrid ha ganado nueve de los diez partidos que ha disputado esta temporada sin Cristiano Ronaldo. O que Morata, Ramos o Isco han marcado los mismos goles que Bale o Benzema. O que el delantero francés es más cuando no tiene que jugar para ellos como demostró en Ipurúa. Que cumple como el que mejor cuando es la referencia ofensiva sin que nadie eclipse su figura y, además, esforzándose como hicieron el resto.

Zidane sabe que con un delantero basta. Ha utilizado seis veces el 4-2-3-1 y han ganado todas con solvencia. Triunfos que han marcado diferencias como en el Calderón al Atlético de Madrid (0-3), o al Sevilla en la Copa (3-0) y en la Supercopa de Europa (3-2). Cuanto más blinda el medio campo, más fuertes son porque rebosan calidad para imponer su juego. Pero el francés es rehén de la BBC. De lo que cobran. De las camisetas que venden. De la luz que desprenden. Del protagonismo que arrastran. Si toma medidas es hombre muerto. Follón con el ególatra portugués. Soga al cuello de Florentino por no rentabilizar el producto. Y, por supuesto, guerra de guerrillas pidiendo irse para tranquilidad de los Isco, Morata o James.