El PSG de Galtier, un equipo descompensado

Si bien son las individualidades de sus estrellas las que normalmente premian con victorias al PSG, la estructura defensiva es la culpable, en la gran mayoría de ocasiones, de que el conjunto de Christophe Galtier no pueda solucionar partidos de alto nivel en la Liga de Campeones. Y el pinchazo ante el Benfica el pasado miércoles, en el que los parisinos no pasaron del empate a uno, así lo demostró.

Durante la primera mitad en el Estádio da Luz, el esquema presentado por Galtier favoreció la presión alta de un trabajado Benfica. Los lisboetas, adaptados a las defensas de cuatro y con problemas cuando el rival dispone de tres centrales, presentaban un 4-4-2 en tareas defensivas. No obstante, Galtier no pareció conocer ese dato. Marquinhos, en la salida de balón, se separaba de Sergio Ramos y Danilo y ejercía de ‘5’, lo que provocaba facilidades a Rafa Silva y Gonçalo Ramos para presionar al brasileño y a Verratti mientras el PSG movía el balón de un central a otro sin ganar superioridad.

Sin embargo, todo cambió cuando los parisinos iniciaron el juego con una línea de tres ‘centrales’, en la que el italiano se incrustaba entre Ramos y Danilo, provocando superioridad en ambas bandas con los dos centrales más Nuno Mendes y Hakimi, haciendo dudar a Neres y Joao Mario en la cobertura.

Por otro lado, tras una muy floja primera parte, en la segunda mitad brillaron las altas recuperaciones y la agresividad del PSG, que encerró al Benfica en su propio campo durante el primer tramo tras la reanudación. En sentido defensivo, también destacó el trabajo de Danilo y Marquinhos, junto a Verratti y Vitinha, en la recuperación de balones y en las anticipaciones, venciendo el ‘mini’ duelo del centro del campo. Robar tan arriba permitía evitarse la salida de balón que tantos problemas había dado en los primeros 45 minutos.

Mejoría sin premio

En la primera mitad, el PSG había realizado tres disparos y pasó muy poco tiempo en la zona de peligro. No obstante, todo cambió tras el descanso, cuando el Benfica tan solo protagonizó un solo contragolpe de Rafa Silva ante un Sergio Ramos en muy baja forma con claros errores de posicionamiento; y el PSG disparó 12 veces a portería.

Si volvemos a la cuestión de las individualidades, muestran la otra cara de la moneda. En una mala primera mitad, una genialidad de Messi adelantó al PSG a los 22 minutos. Pero cuando mejor estuvo a nivel organizativo el conjunto parisino, tras el descanso, le faltó presencia en el área rival y precisión en los últimos metros del campo.