El ojo clínico de Mourinho con Salah y De Bruyne

Francesc J. Gimeno

Francesc J. Gimeno

El técnico portugués José Mourinho tiene el discutible honor de haber rechazado a dos jugadores que aparecen en todas las quinielas para discutir al blaugrana Leo Messi y al madridista Cristiano Ronaldo la próxima edición del Balón de Oro, el delantero egipcio Mohamed Salah y al centrocampista belga Kevin De Bruyne.

A Salah y a De Bruyne no les acompañó la suerte al coincidir en el Chelsea con Mourinho. El portugués apenas les dio oportunidades y ambos se vieron obligados a hacer las maletas y buscarse la vida en otro sitio. El belga, que había llegado a Stamford Bridge (2012) un año antes que Mourinho, se marchó traspasado al Wolfsburgo alemán harto del trato del técnico. El egipcio, por su parte, llegó a Londres en enero de 2014 procedente del Basilea y un año después se tuvo que marchar cedido a la Fiorentina ante la indiferencia del portugués, que apenas le concedió trece partidos de la Premier League a lo largo de todo un año.

Una vez más, quedó de manifiesto el discutible ojo clínico del actual técnico del Mancheste United para los fichajes. Salah, protagonista de una temporada para enmarcar en su primer año en la Premier League enrolado en el Liverpool, y De Bruyne, el gran motor del Manchester City que se acaba de proclamar campeón del campeonato inglés, comprobaron de primera mano que el fútbol arcaico y físico que defiende Mourinho no congenia con el talento de jugadores como el belga o el egipcio.

paso adelante

Salah y De Bruyne maduraron y acabaron explotando cuando encontraron técnicos dispuestos a confiar en ellos.

El egipcio brilló primero en Italia, enrolado en la Fiorentina y la Roma. Y el verano pasado llegó el Liverpool con un talón de 42 millones de euros y se lo llevó a la Premier League. Y de la mano del alemán Jürgen Klopp su carrera ha despegado hacia el estrellato. Su exhibición -dos goles y dos asistencias- en el primer partido de la eliminatoria de semifinales de la Champions League que enfrenta a su equipo y la Roma, pasará a la historia del torneo.

El belga, por su parte, se tuvo que marchar al Wolfsburgo en 2013, harto de Mourinho y allí su carrera dio un vuelco. Dos años después, el Manchester City pagaba 74 millones de euros por De Bruyne -53 más de los que había pagado en su día el club alemán-. La llegada de Pep Guardiola le dio el empujón necesario para alcanzar el estrellato continental. El técnico catalán no ha dudado en apostar por De Bruyne como candidato al próximo Balón de Oro.

Mourinho no tuvo la paciencia ni el olfato necesarios con ninguno de ellos.