El líder que quiere salvar al Everton

Dyche ha llegado a Goodison Park para reactivar un equipo atascado a través de su esencia pragmática

Con una meritoria victoria ante el Arsenal de Arteta, el inglés evidenció los pilares que tendrá su proyecto

Sean Dyche, toda una institución en el fútbol británico

Sean Dyche, toda una institución en el fútbol británico / AFP

Daniel Guillén

Daniel Guillén

El actual entrenador del Everton, Sean Dyche, tuvo un estreno triunfal en lo que es su tercera aventura en el fútbol británico. Con su habitual propuesta pragmática, el técnico frenó al actual líder de la Premier, el Arsenal de Arteta, en lo que es una clara muestra de intenciones.

El inglés, que estuvo prácticamente una década en el banquillo de Turf Moor, tiene una filosofía única: el equipo se construye de atrás hacia adelante, ataca siempre por los costados y el área es una zona exclusiva de remate. Con esas tres premisas, Dyche ha conseguido en apenas su primera semana de trabajo que el equipo tenga personalidad y compita como no ha logrado en la primera mitad del curso.

El ex entrenador de Watford y Burnley ha firmado hasta 2025 y su acometido pasa por devolverle la identidad a un equipo desnortado y que no ha hecho más que jugar con fuego: con el mismo número de puntos que el Leeds United, el Everton ocupa actualmente la primera plaza del descenso y la tendencia es cuanto menos peligrosa. Con tan solo tres victorias hasta la llegada de Dyche, el conjunto de Liverpool necesita una revolución y desde la dirección deportiva consideran que Dyche es la persona adecuada. Y, casi con total seguridad, no se equivocan.

Pragmatismo, competitividad y perseverancia

El británico tiene claras cuales son las directrices para construir un proyecto deportivo sólido. Sus equipos no son especialmente alegres ni vistosos, pero sí tienen un carácter competitivo más que evidente. A la vista está cómo el Everton fue capaz de desactivar el planteamiento del Arsenal de Mikel Arteta y jugar a lo que Dyche quiso. Asfixiaron la construcción desde atrás y buscaron las piezas más débiles del sistema atacando por los dos flancos, especialmente el de Ben White, que actúa en el lateral pese a que su naturaleza está en el centro de la zaga. Dwight McNeil le buscó las cosquillas en el bando zurdo y Dominic Calvert-Lewin fijó a los dos centrales y los estiró constantemente hacia su propia portería.

El conjunto toffee fue superior desde la pizarra, que no desde el juego. El Arsenal mantuvo el control del partido y del balón, pero Dyche supo cómo hacer sufrir al Arsenal y los centros laterales, ya fueran a acción parada o a través de jugada, fueron la peor pesadilla. Así logró, de hecho, el Everton el único tanto del partido: la victoria por la mínima puso punto y final a una racha de ocho partidos sin ganar, además de cosechar algunos resultados sonrojante como el 3-0 ante el Bournemouth o el 1-4 ante el Brighton de Roberto De Zerbi.

Dyche, durante su larga estancia en el Burnley

Dyche, durante su larga estancia en el Burnley  / AFP

El inglés configuró un centro del campo especialmente rocoso con los nombres de Onana, Doucouré y Gueye, además de la figura versátil de Iwobi en el costado diestro. Ya en la línea defensiva dejó claras cuáles son su intenciones: la pareja Coady-Tarkowoski serán los stoppers predilectos y Coleman, con una dilatada experiencia en la liga, y Mykolenko, que se maneja especialmente bien en los uno contra unos, se postulan como los dos titulares en las bandas, todos ellos custodiados por el solvente Jordan Pickford.

¿El entrenador ideal?

La apuesta por Sean Dyche no es fruto de la casualidad ni las circunstancias. El entrenador llevó al Burnley hasta la Premier League con una propuesta de juego especialmente definida tras su paso por el Watford y terminó disputando un total de 425 encuentros oficiales entre todas las competiciones con un balance de 152 victorias, 114 empates y 159 derrotas en lo que ha sido su gran obra maestra.

Aquel Burnley, aguerrido y guerrero, permanece en el ideario colectivo de los aficionados ingleses por su carácter competitivo y espíritu combativo. Su pragmatismo provocó más de un dolor de cabeza entre la aristocracia de la Premier League: equipos como Arsenal (tres empates y una derrota), United (cuatro empates y una derrota), Tottenham (cinco empates y dos derrotas), Manchester City (dos empates), Chelsea (cuatro empates y una derrota) o Liverpool (dos empates y una derrota) sucumbieron al planteamiento de Dyche.

El Everton ha vivido una etapa algo caótica desde la salida de Carlo Ancelotti rumbo al Santiago Bernabéu. Las apuestas de Rafa Benítez, con un pasado relacionado con el eterno rival, y Frank Lampard, en el ojo del huracán por su irrelevante estancia en Stamford Bridge como entrenador, no le dieron consistencia al proyecto deportivo y el adiós era, si más no, una cuestión de tiempo. La llegada de Dyche responde a una necesidad evidente: personalidad, competitividad y estabilidad para impulsar al Everton en la Premier.