¿Qué son los gamusinos?

Existen dos motivos principales por los que nunca vemos gamusinos

El primero de ellos es que el gamusino no es una criatura real

Un bosque

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Existen dos motivos principales por los que nunca vemos gamusinos. El primero de ellos es que el gamusino no es una criatura real. El segundo de ellos es que, a diferencia de otros seres fantásticos como los dragones, los duendes o las hadas, es un animal mitológico regional.

Es muy difícil que algún día lo veamos en la HBO o en Netflix. Como cuentan desde El Confidencial, en Andalucía se les conoce como gambusinos, en Cataluña y en Valencia como gambosís, en Extremadura como gangüeznos y en Galicia como biosbardos, gazafellos o cocerellos. Otros países cercanos como Francia o Portugal cuentan con sus propias versiones.

Pese a que no conocemos el origen preciso de la leyenda, su presencia está muy expandida en el imaginario colectivo de muchos territorios de la península ibérica. Y lo más curioso de todo es que lo está sin una forma verdaderamente definida. En realidad, y más que una criatura legendaria con características físicas precisas y comportamientos bien delimitados, el gamusino es una figura folclórica sujeta a interpretaciones. De hecho, esa es precisamente su esencia: "Se utiliza para gastar bromas a niños, en las que las víctimas tienen que intentar atrapar a estos animales", explican en un artículo de la sección Verne del El País.

El procedimiento es muy sencillo. Los adultos, o jóvenes conscientes del carácter ficticio del ser, comentan a los más pequeños unas cuantas anécdotas acerca del animal. En líneas generales, suele describirse como un animal realmente escurridizo y difícil de atrapar, lo que aumenta la sensación de desafío. Seguidamente, una vez definido el animal en los términos imaginarios que deseados, las víctimas de la broma son tentados a salir en su infructuosa búsqueda. Además, añaden desde El País, "casualmente siempre hay una dificultad añadida" como "ungirse con harina", "golpear objetos o cantar canciones para atraerlos".

Por supuesto, la tradición ha ido amoldándose poco a poco, y como tantas otras, a las nuevas sensibilidades sociales. "Antes se iba también con palos. Las versiones de la caza de gamusinos que, años antes, se hacían para reírse de los forasteros, eran más duras y crueles", apuntan expertos en la materia. Hoy la caza de gamusinos no solo se ha suavizado, sino que ha colonizado el mundo gastronómico. En concreto, dicen en El Confidencial, "su fama se ha materializado en una peculiar receta de galletas de chocolate y dulces de leche típicos de Soria". Un alimento elaborado con mantequilla, harina, almendras, chocolate y canela.

En la actualidad, y con la caída de la tradición, transmitida de generación en generación de manera oral, en especial en las regiones rurales, la historia del gamusino corre peligro. Una historia cuyo origen etimológico, según cuenta en El País el lingüistica José G. Moreno de Alba, podría estar vinculado al término mexicano de gambusino, "que se utilizaba en el siglo XIX para referirse a los buscadores de oro". Así, la búsqueda de la criatura sería una búsqueda tan ansiosa como la del oro, pero tan decepcionante en sus resultados como lo era esta en muchas ocasiones. Y, desde luego, muchísimo más enigmática y divertida.