¿Cómo saber si soy intolerante a la lactosa?

Lactosa

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Los productos lácteos son una parte muy importante de una dieta equilibrada ya que, entre otras cosas, nos proporcionan macronutrientes esenciales como las proteínas y las grasas y micronutrientes fundamentales como el calcio o las vitaminas A, B12 y D. No obstante, hay personas que no deberían consumir productos lácteos: quienes padecen intolerancia a la lactosa. Una condición que según cuentan desde el portal web de NHS, el servicio nacional de salud del Reino Unido, "es un problema digestivo común en el que el cuerpo no puede digerir la lactosa, un tipo de azúcar que se encuentra principalmente en la leche".

Tan común que, según datos de la Asociación de Intolerantes a la Lactosa de España, "entre un 20% y un 40% de los españoles es intolerante a la lactosa". El problema es que buena parte de quienes sufren esta condición no son conscientes de ello. Por eso necesitamos conocer los síntomas habituales que produce con el objetivo de identificarla rápidamente y eliminar los productos lácteos de nuestra dieta. En este sentido, y como explican desde el medio especializado Everyday Health, debemos estar muy atentos tras el consumo de productos lácteos ya que "los signos de intolerancia ocurren dentro de las dos horas posteriores".

¿Pero qué signos son esos? Pues son múltiples y abarcan desde las flatulencias hasta la la diarrea, y pasando por las naúseas con o sin vómitos, los borborigmos o ruidos sordos en el estómago y la distensión, el dolor o los calambres abdominales. No obstante, apuntan desde esta misma publicación, la intolerancia a la lactosa no es sinónimo de alergia a la leche. En ese sentido, y para diferenciar una de otra, debemos estar atentos al posible surgimiento de otros síntomas como la urticaria o las sibilancias. En caso de aparecer, dicen desde el medio estadounidense, "probablemente sea alérgico a las proteínas de la leche y no intolerante".

Además, agregan los especialistas del NHS, estos mismos síntomas de la intolerancia a la lactosa pueden ser atribuidos al "síndrome del intestino irritable, un trastorno a largo plazo que afecta al sistema digestivo". Por eso es muy importante acudir a un médico especialista capaz de identificar la causa correcta. Y, por otro lado, también debemos tener en cuenta que consumir algunos productos lácteos sin padecer estos síntomas no implica necesariamente que no seamos intolerantes. "Algunas personas pueden beber un vaso pequeño de leche sin desencadenar ningún síntoma mientras otras nisiquieran pueden hacer eso".

Cada persona es un mundo. No en vano cada persona puede desarrollar esta intolerancia en un momento de su vida muy diferentes. En ese aspecto, "muchos casos se desarrollan por primera vez en personas de veinte a cuarenta años, aunque los bebés y los niños pequeños también puede verse afectados", apuntan en el NHS. Sea como sea hay que tener en cuenta que "no existe cura para la intolerancia a la lactosa" y que lo único que podemos hacer es reducir o eliminar los productos lácteos de nuestra alimentación. Eso sí, y según dice el Everyday Health, hay que compensar con alimentos que nos proporcionen los mismos nutritientes.