¿Cuánto puedo beber sin dar positivo?

<strong>1.755 personas perdieron la vida como consecuencia de accidentes de tráfico el pasado año. 1.806 en el año 2018. </strong>Y 1.830 en el año 2017. De todas ellas, y según datos del Instituto Naconal de Toxicología y Ciencias Forenses, <strong>apuntan</strong> desde la DGT, el alcohol está implicado de uno u otro modo en entre el treinta y el cincuenta por ciento. Por eso, recuerdan, "son muchas las muertes que se puede evitar si todos hacemos un consumo responsable del alcohol y nunca conducimos bajo sus efectos". No obstante, nuestra legislación permite conducir con cierto volumen de alcohol en la sangre. ¿Pero qué volumen exactamente?

La respuesta es 0'5 gramos por litro de sangre o 0,25 miligramos por aire respirado para conductores en general y 0,3 gramos por litro de sangre o 0,15 miligramos por aire respirado para conductores noveles y conductores profesionales. Son las tasas de alcoholemia máximas permitidas en nuestro país y, como avisan desde la DGT, suele alcanzarse con un consumor mucho menor del que solemos imaginar. Por ejemplo, una cerveza puede producir una tasa en aire respirado de entre 0,21 y 0,28 miligramos por aire respirado. Y eso significa que con tres cervezas podríamos superar los 0,60mg/l y enfrentar penas de prisión.

Eso en el caso de los hombres. Porque el alcohol afecta de manera diferente en función del género. Tal y como <strong>señalan</strong> desde la Dirección General de Tráfico, "las mujeres pueden presentar tasas de alcoholemia más altas con la misma cantidad de bebida, especialmente si son jóvenes". Esto último también es clave. En palabras de la DGT, "las personas menores de 18 años y los mayores de 65 son más sensibles a los efectos del acohol, por lo que es más fácil que tengan deterioros en las capacidades psicofísicas necesarias para conducir". Esto se intensifica cuando a la edad se le une una menor experiencia al volante.

Pero no son los únicos factores que pueden aumentar la tasa de alcoholemia tras el consumo de alcohol. Los alimentos también. ¿La razón? "La rapidez de absorción del alcohol depende de la cantidad que llegue al intestino delgado, por lo que la presencia de alimentos en el estómago es una variable muy importante". Y esto es así porque, "cuando el tubo digestivo está vacío, la cantidad de alcohol que pasa a la sangre es mayor y lo hace de forma más rápida". En definitiva, la tasa de alcoholemia tras el consumo de dos cervezas podría variar mucho en función de si tenemos el estómago vacío, semivacío, semilleno o lleno.

Además, apuntan desde la DGT, también influye bastante la velocidad con la que bebemos. En ese sentido, y "cuanto más rápido tomes la bebida, mayor será la velocidad de absorción y la cantidad total de alcohol que pase a la sangre". Beber con tranquilidad y espaciar las bebidas en el tiempo es una buena manera de evitar que la tasa de alcoholemia aumente todavía más. Como también lo es optar por bebidas fermentadas dado que son absorbidas más lentamente que las bebidas destiladas como la ginebra, el whisky o el ron. Cervezas y vinos son más recomendables que aquellas, especialmente si aquellas van a mezclarse con gaseosas.

Por último, existen otros tres factores que debemos tener muy en cuenta a la hora de calcular cuánto vamos a beber previamente a la conducción. Por un lado, el peso de la persona. En ese aspecto, afirma la DGT, una persona delgada puede obtener una mayor tasa de alcoholemia con la misma cantidad de alcohol ingerido que una persona gruesa. Por otro lado, la hora del día, pues "la eliminación de alcohol es mucho más lenta durante las horas de sueño". Para acabar, las circunstancias personales como "la fatiga, la somnolencia, la ansiedad o el estrés". En cualquier caso, y si vamos a conducir, lo más aconsejable es no beber nada puesto que cualquier alcoholemia, "por pequeña que sea, puede alterartu capacidad de conductir".