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TRAIL

La razón por la que los corredores de trail caminan con las manos en los muslos

Descubre por qué los corredores de montaña caminan con las manos en los muslos. Un gesto tan natural como efectivo que ayuda a ahorrar energía y estabilizar el cuerpo en las subidas más duras

La técnica de caminar con las manos en los muslos en las subidas

La técnica de caminar con las manos en los muslos en las subidas / IGOR QUIJANO

David Boti

David Boti

Si has visto alguna carrera de montaña, seguro que te has fijado en ese gesto tan característico: los corredores avanzan cuesta arriba apoyando las manos en los muslos, empujando su propio cuerpo en cada paso. No es una señal de agotamiento, ni una postura de rendición. Es, en realidad, una técnica eficiente que ha conquistado a casi todos los trail runners del mundo.

Caminar con las manos en los muslos no significa que el corredor no pueda más. De hecho, los estudios de fisiología del esfuerzo en montaña demuestran que ese gesto reduce la carga muscular en cuádriceps y glúteos y mejora la estabilidad del tronco durante los ascensos pronunciados. Al apoyar las manos, el deportista transfiere parte del trabajo a la parte superior del cuerpo, disminuyendo el esfuerzo de las piernas y controlando mejor la inclinación.

La biomecánica detrás del gesto

En una subida fuerte, el ángulo de la cadera se cierra y el centro de gravedad se desplaza hacia delante. Si no hay apoyo, los músculos del tronco y los lumbares trabajan en exceso para mantener la postura. Colocar las manos sobre los muslos crea un punto de palanca que ayuda a extender las piernas y mantener la espalda más estable.

Cada empuje de las manos actúa como un pequeño impulso asistido, compensando parte del peso corporal. Esa mínima ayuda se multiplica cientos de veces en una subida de 1.000 metros de desnivel.

Esta técnica es más útil en pendientes por encima del 20 %, donde correr deja de ser eficiente. En ese rango, el gasto de energía al trotar supera con creces la ganancia de velocidad. Al caminar empujando con las manos, el corredor mantiene una cadencia constante y evita que el pulso se dispare.

Qué beneficios tiene

  • Ahorro energético: reduce entre un 5 % y un 10 % el gasto muscular en subidas largas.
  • Mejor postura: estabiliza el tronco y evita sobrecargar la zona lumbar.
  • Control del pulso: permite mantener un esfuerzo más constante sin entrar en deuda de oxígeno.
  • Recuperación activa: alivia las piernas en momentos de máxima fatiga sin detener el avance.

Lo que desde fuera parece una señal de agotamiento es, en realidad, un gesto de inteligencia corporal. Las manos en los muslos representan la adaptación perfecta del corredor de montaña al terreno.

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