Un desafío histórico en Escocia

La West Highland Way Race es una de las carreras más longevas del panorama ultra maratón y propone un viaje espectacular por entornos idílicos de Escocia

(Pàg. 3) West Highland Way Race

Parte del recorrido de la mítica West Highland Way Race

Francesc Pallarés

En la que será su trigésimo séptima edición, la West Highland Way Race, en Escocia, es una carrera con mucha historia a sus espaldas. También es uno de los retos más duros y exigentes del calendario de pruebas de larga distancia. 

Un origen curioso 

La precursora de esta carrera nació en 1985, a raíz de una competición entre dos corredores escoceses que querían hacer un recorrido desde el norte hasta el sur de Glasgow para demostrar cuál era el mejor de ellos. Con un recorrido poco indicado, nada cuidado y con barro y pantanos de por medio, a las 60 millas (algo más de 96 kilómetros), decidieron acabar la carrera juntos ya que el resultado más predecible iba a ser el agotamiento total de ambos. 

Casi 40 años después, tras un largo periodo de cambios y mejoras en el trazado, esta prueba ha sido perfeccionada hasta convertirse en una de las carreras más importantes del Reino Unido y convertirse en una de las fechas señaladas para los corredores de trail running. 

Una competición muy exigente 

El 17 de junio a la 1 de la madrugada, los corredores saldrán desde la Estación de Tren de Milngavie, situada al norte de Glasgow, para enfrentarse a sus 154 kilómetros de recorrido, con más de 4.250 metros de desnivel positivo y a las condiciones climáticas de Escocia. El reto es terminar en Fort William en un tiempo inferior a las 35 horas, el máximo de tiempo que fija la organización. 

Es una competición muy exigente que requiere una condición física excepcional y experiencia en carreras de ultra distancia; además por las condiciones de visibilidad, el terreno y la exigencia física, obligan a sus competidores a tener un soporte motorizado durante toda la carrera, un buen indicativo de la dureza de la West Highland Way Race. 

Un catalán entre los inscritos 

El número de plazas para esta carrera está limitado a 300 personas, como una medida para reducir al máximo posible el impacto que pueda tener la carrera sobre el entorno por la que discurre. Entre estas 300 personas privilegiadas se encuentra Víctor Millán, de Martorelles (Barcelona), fisioterapeuta de profesión y corredor amateur de maratones y de larga distancia. 

Para Millán, este es un reto que afronta con ilusión porque será su mayor distancia recorrida hasta la fecha y cree que podrá llegar a superar ya que es “una carrera muy rápida, muy poco técnica y creo que podré superarla con en el mismo tiempo que hice la Salomon Ultra Pirineu, alrededor de las 24 horas”.  

Aun sin pensar en el resultado, tiene muchas ganas de participar en esta carrera que la considera “un espectáculo visual muy grande, con un espacio brutal y una carrera muy solitaria”. Su suporte durante la carrera serán su mujer y su hermano, que se desplazarán en autocaravana. 

Una prueba reconocida 

A parte de estar avalada por sus más de 35 ediciones, cuenta con la certificación de la Western States Endurance Run y también por el sello UTMB, siendo prueba clasificatoria para las series mundiales.