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TRAIL

Andrés Garcia Blanco: "El secreto de Kilian Jornet es que lleva años haciéndolo"

Andrés García Blanco lo ha apostado todo al trail running: dejó su trabajo, invirtió 9.000 euros y entrena con precisión científica, sin marcas ni ayudas

Kilian Jornet, en la pasada Western States 100

Kilian Jornet, en la pasada Western States 100 / NNORMAL

David Boti

David Boti

"Si hay un momento en la vida para intentarlo, es ahora". Con esa frase grabada a fuego, Andrés García Blanco decidió dejarlo todo y apostar por una vida que muchos sueñan, pero pocos se atreven a vivir: la de corredor profesional de trail running. Pactó su salida de Heineken, donde trabajaba como comercial, con un finiquito de 9.000 euros y el paro como colchón. Se dio de plazo hasta diciembre. Si no logra un patrocinador que le permita vivir de esto, volverá a la rutina laboral. Mientras tanto, entrena, compite, se endeuda y sueña. Todo al mismo tiempo.

En su búsqueda, Andrés observa de cerca a referentes como Kilian Jornet. Le admira no solo por su talento y sus victorias, sino por haber construido una carrera sólida que va mucho más allá del cronómetro. Kilian es el ejemplo de que sí se puede, pero también la prueba de lo difícil que es. "Él está en otro nivel", admite Andrés, consciente de que detrás del mito hay años de trabajo, visión a largo plazo y decisiones valientes. Él está tratando de dar esos mismos pasos, desde abajo y sin red.

Andrés no es un influencer de Instagram. Es un corredor de élite que quedó cuarto en la Transvulcania 2024 y segundo español, pero al que ninguna marca llamó tras el resultado. "Mandé currículums a agencias, inmobiliarias, concesionarios… y nada. Ni una respuesta." Lejos de rendirse, decidió invertir todo lo que tenía: "Me he fundido los 9.000 euros del despido en competir. Tres viajes a Canarias, altura en Sierra Nevada, entrenos, comida... Todo sale de mi bolsillo".

El deporte no le da tregua. Cada decisión es una apuesta. ¿Ir a Sierra Nevada? 2.000 euros por tres semanas. ¿Entrenar en altura? Sí, pero sin olvidar que "muchos aún no dominamos los básicos: el sueño, el estrés, la comida". De hecho, Andrés reconoce que lo más perjudicial para su recuperación y rendimiento es la comida basura. "El HRV se va al suelo cuando ceno mal. Un kinder bueno por la noche me afecta más que una mala serie".

"En Transvulcania hice 50 km autosuficiente. Otros podían cambiar chaquetas, bastones, geles... yo iba solo"

Andrés García Blanco

— Trail Runner

Sus entrenamientos siguen el método noruego del doble umbral, adaptado a sus posibilidades. "Se puede entrenar mucho más volumen a baja intensidad sin machacarte. La clave es el control, no llegar reventado todos los días". Divide sesiones en mañana y tarde, buscando mejorar la flexibilidad metabólica y optimizar el uso de carbohidratos. "He llegado a probar 100 gramos por hora en tiradas de tres horas. El día que entendí que comer bien en bici era un superpoder, todo cambió".

Pero si hay una figura que aparece constantemente en su discurso es Kilian Jornet. "Lo que está enseñando ahora, él lleva años haciéndolo. Ha trabajado con los mejores fisiólogos del mundo y les ha aportado cosas. ¡Eso es muy difícil!" Andrés admira su capacidad de experimentar con el calor, la altitud o la hipoxia. Y aunque reconoce que lo que funciona para Kilian no siempre sirve para otros, le inspira a ir más allá. "Yo también he probado la hipoxia, las cámaras de altitud, incluso dormir en una de esas tiendas… pero no todo el mundo puede permitirse ir tres semanas al CAR".

Mientras compite, convive con la presión de tener que ganar para sobrevivir. "Corrí una carrera en Asturias con premio económico. Iba favorito, pero no aguanté la presión y me retiré en el kilómetro 15. Odié la sensación de correr por necesidad". Sin apoyo institucional ni sistema de detección de talento, la diferencia entre tener asistencia en carrera o no puede marcarlo todo: "En Transvulcania hice 50 km autosuficiente. Otros podían cambiar chaquetas, bastones, geles... yo iba solo".

Pese a todo, no pierde la esperanza. Su próximo objetivo es Eiger, en Suiza. Una carrera exigente, con 2.700 metros de desnivel negativo antes de los últimos 10 kilómetros llanos. "Estoy entrenando para rendir ahí. Si tengo un buen resultado, quizá me llamen para el Mundial en Canfranc". Pero nada está garantizado. "Aquí no hay una lista, ni un proceso claro. Tienes que destacar tú solo y esperar que te vean".

Andrés García Blanco es uno de esos corredores que están empujando los límites del trail sin focos ni titulares. Mientras otros se construyen en redes, él se