La zona caliente

Messi, ante el Atlético

Messi, ante el Atlético / EFE

Xavi Torres

Xavi Torres

La copa linda pasa a ser la obsesión de Messi. El futbolista sabe que es más complicado ganar 38 partidos que 13 pero también que el prestigio te lo da la gloria europea. Así que, tras cerrar la Liga, Leo y el Barça están a cinco encuentros de ganar la Champions. Y mañana llega el primero. El sábado, ante el Atlético, Messi se tuvo que multiplicar. Los colchoneros son el mejor equipo defensivo de Europa.

Además, con la expulsión de Costa, los de Simeone se recogieron todavía un poco más. Thomas, Giménez, Godín y Filipe Luis jugaron con el culo plantado en la frontal de su área, con Rodrigo, Saúl y Koke apenas unos metros por delante, más Correa o Griezmann, dependiendo de la jugada, convertidos en el cuarto medio. Así que, ante el gigante Oblak, apenas había espacios. Una foto de la situación desanima al más optimista.

Hemos explicado muchas veces que, por las características de la plantilla, al 10 azulgrana le ha tocado últimamente disfrazarse de organizador. El sábado, sin embargo, con su lectura única del juego, decidió situarse en la zona más complicada, es decir, entre los defensas y los medios del Atlético. En esa zona donde ningún mortal sobreviviría.

Pues bien, en ese mini-espacio recibió y acabó la jugada en los minutos 22, 51, 55, 60, 63, 68 y 83. Siete ocasiones. Más la acción final de la jugada de su gol, ese 2 a 0 increíble en el minuto 86. Messi volvió a ser Messi para desajustar la confianza del Atlético.

Y parece que está despistado. Pero no. Está con los cinco sentidos. O con los seis, porque es evidente que él tiene uno más que el resto de los futbolistas. En este punto es extraordinariamente valiosa la aportación de Sergio. El de Badia siempre sabe dónde está Messi porque es consciente de que cada segundo que gane a la jugada, el 10 va a tener más facilidades para acabarla.

Busquets, antes de recibir el balón, ya sabe dónde está Leo; antes de saltar a la presión, ya ha visto a su capitán. Y, de repente, ese pase de primeras que activa al 10 porque todavía está solo. Y después, una locura. ¿Por qué no sucede esto con Argentina? Porque Messi recibe el balón dos segundos después, cuando los espacios son imposibles incluso para él.

Y tras recibir ahí, el rival tiene dificultades y miedos. Lo primero, porque Messi es muy rápido y cada tres pasos suyos son uno del rival. Es decir, por cada zancada de un defensa, Messi tiene tres opciones de finta, pase, chut o cambio de dirección. Cuestiones de la física. Y miedo, porque una falta ahí es medio gol. Las maravillosas cosas de Messi. El Manchester United tiembla. No es para menos. Messi quiere la copa de las orejas grandes.