Zidane demuestra que es listo dejando plantado a Florentino

Florentino y Zidane deben tomar grandes decisiones

Florentino y Zidane deben tomar grandes decisiones / efe

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Lo que ha conseguido Zidane en dos años y medio como entrenador del Real Madrid no tiene parangón en el mundo del fútbol. Un palmarés de escándalo, una trayectoria irrepetible. Ha ganado nueve títulos con el mérito añadido de haber conquistado tres Champions consecutivas. El no vas más. Tiene motivos para estar satisfecho y orgulloso. Merece disfrutar una gloria que nadie podía imaginar, ni por supuesto él mismo, cuando cogió el equipo en horas bajas tras el cese de Benítez en enero de 2016. 

La decisión de Zidane de irse cuando está en la cresta de la ola ha sido una bomba. No la esperaba nadie y menos Florentino Pérez que de golpe se encuentra con una patata caliente encima de la mesa. Le ha metido un gol por la escuadra. Con el argumento aprendido de Guardiola, “me he vaciado”, se marcha por la puerta grande del Bernabéu en un momento que la plantilla tiene varios incendios declarados y necesita un recauchutado a fondo. No aguanta más a un presidente que le ha sometido a una presión constante, que ha hecho la plantilla a su gusto, que le ha impuesto más de una alineación, que decide los fichajes sin recabar la opinión del entrenador. Marchándose demuestra que es listo ya que es consciente de que no se puede vivir siempre de la suerte, el número de títulos conseguidos está por encima del nivel del juego desplegado por el equipo. 

El técnico francés ha hecho historia, sabe que si seguía cada vez le exigirían más y conoce muy bien las limitaciones y envidias de la plantilla. Prefiere un año sabático antes que otro año en el patíbulo. Vislumbra tantos problemas que prefiere quitarse de en medio antes de que le coja el toro. Zidane no quiere sufrir el declive de Cristiano. Tampoco ve clara la llegada de Neymar. Sabe que Benzema necesita un recambio. Que Florentino quiere traer un sustituto de Keylor Navas. No está dispuesto a que le impongan más alineaciones a dedo.  La pasada temporada ha capeado el temporal, pero no quiere afrontar un futuro que anuncia tormentas. Siempre ha tenido buen rollo con los jugadores, no quiere ahora tener que hacer de policía malo con una plantilla acomodada y con excesivos privilegios.

Cuando el dinero no es lo más importante, prefiere sacrificar la ambición. Podrá volver a entrenar cuando quiera ya que no le faltarán ofertas. No descarten tampoco que un día vuelva al Bernabéu, siempre que haya crisis los aficionados se acordarán en él. Por un tiempo quiere ser el capitán de su vida, el comandante de sus sueños. Y a medio plazo no descarten que se convierta en seleccionador francés, un cargo de prestigio que parece hecho a su medida. Un trabajo compatible con la vida familiar, el placer de entrenar a los mejores jugadores franceses y un nivel de exigencia relativo. Zidane deja plantado a Florentino imponiendo su interés personal por encima de los planes del club, algo nunca visto. Lo normal es al revés, que cesen a un entrenador por falta de resultados. Lo anómalo, lo excepcional, es que un técnico ganador que tiene el cariño de la plantilla y el reconocimiento de la afición, se vaya por decisión propia. Zidane imita a Guardiola forjando la leyenda de entrenadores con personalidad propia.