Xavi, te toca

Xavi recibió el cariño de la afición del Camp Nou

Xavi recibió el cariño de la afición del Camp Nou / David Ramírez

Carme Barceló

Carme Barceló

53.000 almas se desgañitan en el Camp Nou mientras Lewandowski da toques de balón para el respetable y para las cámaras. El coro lo dirige Joan Laporta, exultante y eufórico micrófono en mano. Ha logrado lo que, seiscientos kilómetros más allá, creían imposible: fichar a un Balón de Oro, un ‘9’ de los que no quedan. En la Castellana siguen lamiéndose las heridas provocadas por el ‘se queda’ de Mbappé y reconstruyendo el relato basándolo en el ‘seny’ económico de Florentino Pérez y en la presión inaguantable de todo un país que ha ‘obligado’ a uno de los mejores jugadores del mundo a continuar en el club-estado. Baja un telón y sube otro con las palancas del Barça. Muy previsible.

81.200 espectadores agotan camisetas en la tienda del Barça del estadio, consumen bocadillos y bebidas como en cualquier partido oficial y con su ilusión iluminan el Camp Nou en época de restricciones energéticas. El fútbol es de la gente y el impulso de ciertas decisiones. Más de dos millones y medio de caja facturados en un torneo de verano son directamente proporcionales a las expectativas que la afición culé ha depositado en un nuevo equipo con el que luchar en las grandes batallas. A ellos y a ellas, a los que representados por unos centenares de compromisarios han aprobado activar varios impulsos económicos sin saber muy bien el qué, lo que les ‘pone’ es ver una alineación como la que les han preparado entre Laporta, Xavi, su ‘staff’, Mateu Alemany y algunos ‘entes’ a los que miran de reojo y si vienen mal dadas, Dios dirá. La filosofía del ‘carpe diem’. La apuesta al ‘todo o nada’. La gran jugada que puede ponerles en lo más alto o en la bancarrota absoluta.

En los despachos consideran que han hecho los deberes deportivos. Y si la Diosa Fortuna decide que Bernardo Silva complete el sueño y llegue antes del 31 de agosto, qué más da el cómo. Han abierto el paraguas para lo que les echen desde arriba pero han desviado el foco a los de abajo. A los que tienen que rebajarse la ficha, a los que tienen que asumir que son fondo de armario y a los que tienen que ganarlo todo o, como mal menor, casi todo. Xavi, te toca.

Hay que remontarse a noviembre de 2021 para poner la historia donde toca. Al que fueron a buscar -y no era la primera opción pero si el primero en arremangarse-, aceptar las condiciones (que eran ‘heavys’ no, lo siguiente, aunque nadie le obligara) y alentarle a formar parte de una revolución plagada de riesgos. Al otro lado del muro, aquel donde el eterno rival se mueve bien a gusto, le señalan con el dedo de la ambición y le critican haber renunciado a la apuesta por la cantera y el trabajo lento de base en pos de los éxitos rápidos. El foco está puesto en Xavi, no en Laporta. Para lo bueno pero, sobre todo, para lo malo. Le han pasado un balón tan ilusionante como envenenado. Pero que nadie olvide que están jugando con uno de los mejores cerebros que ha parido el fútbol. Ojo al dato.