Xavi les recuerda sus peores pesadillas

Xavi y Messi, en el Bernabéu

Xavi y Messi, en el Bernabéu / PACO LARGO

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Carlo Ancelotti es un gran gestor, alguien en quien confiarías, como ha hecho Florentino Pérez (después de recibir la negativa de los técnicos que precedían en la lista al italiano), la plantilla de un equipo como el Real Madrid. Ancelotti es un profesional de pies a cabeza, experimentado, que sabe qué decir, cómo expresarlo y cuándo hacerlo siempre pensando en los intereses de su equipo. Ni una palabra de más. Tampoco una de menos. Carletto es educado, viste bien y cae mejor. Es capaz de ganarse a cualquiera con una palmadita en la espalda, un comentario quirúrgico o un gesto milimétrico. Es de la escuela de Del Bosque o de Zidane. Dales buenos ingredientes y, con precisión matemática, serán capaces de copiar cualquier receta culinaria. Salirse del guión no está en sus planes, los inventos no forman parte de su librillo. Son como esos grupos musicales que siempre componen la misma canción.

Xavi es otra cosa. Forma parte de esa escuela de entrenadores a los que el cuerpo les pide escribir un álbum distinto cada vez que se encuentran ante el papel en blanco, ciñéndose a su estilo, mamando de los clásicos como Cruyff o Guardiola, pero arriesgando siempre, buscando alcanzar sus propios límites, creando su propia obra y evitando caer en la monotonía. Crear siempre ha sido más difícil que destruir porque la energía necesaria para superarse constantemente es enorme y desgasta. Apalancarse en la zona de confort es lícito y placentero, pero la satisfacción en el éxito no es comparable con quienes han querido sublevarse contra todo lo aprendido y se han instalado en ese estado mental inconformista y rebelde. Ahí está Xavi, buscando la transformación continua.

Son dos mundos distintos, respetables ambos, que cohabitan y generan distintas respuestas según quien les observe. El barcelonismo sufrió a Zidane y sus tres Champions consecutivas, mientras que el madridismo lo pasó mal con el reinado de Messi, hilo conductor de los dos tripletes del Barça. Desde el Camp Nou se observa con frialdad la labor de Ancelotti, mientras que desde el Bernabéu han arrancado su ofensiva para denigrar a Xavi, al que acusan de prepotente, ‘meacolonia’ y soberbio. Le tienen miedo. Les produce pavor tener que enfrentarse, de nuevo, a sus peores pesadillas, aquellas que les obliga a despertarse bañados en sudor recordando el 2-6, el 0-2 o el 5-0. Temen a Xavi y han decidido poner en marcha todos sus altavoces buscando cualquier excusa que les ofrezca la hemeroteca. Xavi, que les dio un Mundial y dos Eurocopas, es el enemigo al que hay que destruir para seguir viviendo una vida placentera en la que pensar y crear molesta.