Xavi y las facturas pendientes

Xavi Hernández, entrenador del FC Barcelona

Xavi Hernández, entrenador del FC Barcelona / David Ramírez

Rubén Uría

Rubén Uría

El fútbol es cruel y revanchista. En el único deporte que presume de no tener memoria y donde se azota, en plaza pública, a diestro y siniestro. Que se lo digan a Xavi Hernández. Sobran cobardes para restregarle que su equipo ha sido incapaz de pelear esta Liga, pero faltan valientes para señalar que cuando llegó, el Barça era noveno y ahora se ha metido en Champions a falta de tres jornadas.

Los cofrades mediáticos del “esto es lo que hay” tuvieron su minuto de gloria insinuando que a Xavi se le estaba poniendo cara de Koeman, pero la realidad, que es tozuda, no se puede cambiar. Los que eran felices comiendo perdices pegando patadas en el trasero de Xavi, porque así se las daban al presidente, han tenido que rendirse a la evidencia.

Más facturas pendientes. Por ejemplo, la de Ferran. Su caso es evidente y merece un análisis. No hay partido que la crítica ‘barcelonista’ no pegue una patada en el culo del chaval, porque así se le está pegando, gratis, una patada en el trasero a Mateu Alemany, al que no le perdonan haber invertido en un jugador que, además de ser titular indiscutible con la selección, fue petición expresa de Xavi. Caray con el ‘lobby’.

Otra factura pendiente, la que se le pasa cada día, con alevosía, a Jordi Alba, una leyenda maltratada por un entorno con memoria selectiva. Huelga decir que el club debe buscarle competencia, que no hay nadie imprescindible y nada es eterno, pero sorprende la saña con la que se desprecia a una “vaca sagrada” que, guste más o menos, ha hecho mejor temporada que el 90% del vestuario.

Otra factura pendiente, la de Ronald Araujo. Estaban esperando al club con la escopeta cargada, pero el chico seguirá, incluso perdiendo dinero. Pregunten en la Premier. O en el Barça. Otra factura por pagar o cobrar es Ter Stegen. A un lado, los que consideran que es imprescindible. Al otro, los que entienden que, si llega una oportunidad de mercado, habrá que aprovecharla. Su futuro, un “win-win” para el entorno. Si se queda, palos. Si le venden, más palos.

De propina, una última factura que quizá se cobre en julio. Frenkie De Jong. Cuando llegue la hora del ‘cobrador del frac’, el club tendrá que tomar una decisión: pensar que es intransferible o escuchar ofertas. Barra libre. Al fondo hay sitio. En la ventanilla del socio asoma Xavi.

Nos dijeron que no mejoraba al anterior entrenador, que su efecto era gaseosa y que se le estaba poniendo cara de Koeman. Los datos están ahí. La verdad es que Xavi mataría por haber tenido a Messi y que, aunque sabe que aún queda mucho por hacer, está en el buen camino. Hacer daño es gratis, pasa factura y el tiempo pone a cada uno en su sitio. Y el fútbol no tiene memoria, pero Xavi sí.