Xavi devuelve el Barça a sus orígenes

Xavi Hernández durante el clásico

Xavi Hernández durante el clásico

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça ha vuelto. El auténtico Barça. El Barça ganador. Ese Barça que es reconocible en su estilo. Y ha vuelto de la mano de Xavi. Un técnico culé, joven y valiente, que ha recuperado ese modelo futbolístico que creó Cruyff y que perfeccionó Guardiola. Un modelo olvidado durante demasiado tiempo (Luis Enrique lo adaptó a su particular carácter y a la MSN) a pesar de haberse demostrado que es el único que conduce a la victoria. La goleada del Barça en el Bernabéu es la consagración del proyecto que está construyendo Xavi. Un triunfal regreso a los orígenes.

El entrenador dio una lección de personalidad en territorio enemigo y acabó con una pésima racha de más de tres años sin ganar al Madrid. Un empate y cinco derrotas consecutivas después, el Barça volvió a humillar al gran rival con un juego brillante. Los blaugranas fueron una máquina perfecta, que Xavi engrasó con un planteamiento espectacular que superó claramente a un impotente Ancelotti. Y demostraron que están listos para asaltar los grandes títulos de la próxima campaña. Sin renunciar a nada esta temporada: la Liga está muy difícil pero no es imposible y son los grandes favoritos en la Europa League.

En poco más de cien días, Xavi ha resucitado un equipo perdedor. Y lo ha transformado en un equipo campeón. El Barça vuelve a ser grande, después de esa larga travesía en el desierto protagonizada en la agonía del mandato de Bartomeu. Los fichajes del mercado de invierno han ayudado mucho a que el técnico pudiera confeccionar un once competitivo: Ferran Torres es imprescindible en el sistema y Aubameyang es el goleador que se necesitaba. Pero el extraordinario trabajo de Xavi hay que valorarlo, especialmente, por la recuperación de futbolistas que parecían acabados para el Barça. Como Alba. Como Piqué. O como Busquets. Incluso Ter Stegen o Frenkie de Jong, que estaban desconocidos. Y Dembélé, al que ha convertido en uno de los mejores extremos del mundo. 

La ideología futbolística de Xavi ha sido decisiva para esta milagrosa transformación. Xavi es un ganador. Lo fue como jugador. Y lo quiere ser como entrenador. Su imagen, abroncando a sus futbolistas por varias pérdidas de balón en los últimos minutos del partido pese a ir 0-4 en el marcador, define a la perfección esa ambición. Xavi quería más goles. Una manita. Porque por sus venas corre sangre blaugrana. Y sabe lo que significa para los culés conquistar el Bernabéu. Como hizo ayer su nuevo Barça.