Xavi y el Barça: cada partido ya es una final

Xavi, en rueda de prensa

Xavi, en rueda de prensa / VALENTÍ ENRICH

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça debe aparcar la euforia de la Copa hasta el 5 de abril para centrarse en la Liga. Falta un mes para la vuelta de las semifinales ante el Madrid, un 'impasse' que los blaugranas deben aprovechar para sentenciar el campeonato liguero. Primero, ganando esta tarde al Valencia y el próximo domingo al Athletic antes de afrontar el duelo decisivo contra el Madrid en el Camp Nou. Estos tres partidos son absolutamente trascendentales para decidir el título. Si los blaugranas suman 9 puntos, serán campeones. Tras el inadmisible tropiezo en Almería, el Barça ha visto reducida sensiblemente la ventaja que tiene sobre el conjunto de Ancelotti. Pero aún es suficiente (7 puntos) para poder gestionar la diferencia en lo que resta de torneo. De todas formas, como reconocía ayer Xavi, ha llegado la hora de la verdad.

Cada partido será una final. Y la presión irá en aumento. Hasta hacerse, tal vez, insoportable. Es el momento de templar los nervios y asumir lo que significa jugar en el Barça. El épico triunfo en el Bernabéu ya es pasado. Solo vale el presente (el duelo de esta tarde en el Camp Nou ante un Valencia al borde del abismo) y el futuro más inmediato. Las bajas (a las ausencias por lesión de Pedri, Dembélé y Lewandowski se une la de Gavi por sanción) obligarán al técnico blaugrana a improvisar un 'once' sin futbolistas determinantes. Ya lo tuvo que hacer ante el Madrid y el resultado fue espectacular. No tanto el juego, algo que el propio Xavi reconoció tras el partido y que este sábado volvió a asumir tras las críticas recibidas del entorno: "El Barça es el club más complicado del mundo. No vale solo con ganar, hay que convencer". 

Este Barça, que ha decepcionado doblemente en Europa (primero en la Champions y después en la Europa League), necesita conquistar títulos que avalen el proyecto y aporten tranquilidad en la construcción del equipo. La apuesta de Laporta al 'todo o nada' ha sido tan valiente como peligrosa. Porque obliga al equipo blaugrana a ser campeón a pesar de no estar absolutamente consolidado. Hay que aprovechar el extraordinario rendimiento en la Liga y la Copa para asegurarse un doblete que sería, sin duda, un certificado de paciencia para todo el barcelonismo. Ganar para poder crecer. Aparcar las dudas generadas ante el Almería para lograr una victoria convincente frente al Valencia. Es el único camino posible para reivindicar la resurrección.