Xavi aprueba el máster acelerado del Barça

Xavi, en una imagen en rueda de prensa

Xavi, en una imagen en rueda de prensa / Valentí Enrich

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

En el Camp Nou ha vuelto la confianza y la ilusión. Pasó el temporal deportivo, aunque continúa la inestabilidad económica. No podemos olvidar de dónde venimos ni lo mal que estábamos. Por el complicado camino se ha perdido la Supercopa, la Copa y la Champions. Hay que pasar página ya que lo importante está por llegar. La afición, consciente de que hemos salido del pozo y progresamos con buena nota, firmaría ahora mismo quedar entre los tres primeros en Liga y conquistar la primera Europa League. Son objetivos posibles que deben convertirse en metas obligadas.

El gran responsable de este cambio esperanzador se llama Xavi Hernández. No ha ganado nada todavía pero ha puesto equilibrio, orden y criterio, que no es poco en Can Barça. El sentido común y el esfuerzo son la base de muchos éxitos. Hace cuatro meses que debutó contra el Espanyol, tiempo suficiente para despejar dudas y ganarse la confianza de los culés. Sin hacer pretemporada, sin diseñar la plantilla, cogiendo un equipo que había perdido la confianza en sus propias posibilidades, ha aprobado un máster acelerado que no se enseña en ninguna universidad.

Hay que reconocer a Xavi la valentía de aceptar el cargo en un momento convulso y el mérito de avanzar adecuadamente. Los refuerzos del mercado de invierno han potenciado el nivel de una plantilla descompensada, la apuesta por los jóvenes continúa con un Pedri brillante que supera todas las expectativas. Los que decían que el técnico de Terrassa no tenía experiencia, los que ponían en duda su carácter y personalidad han quedado en evidencia. A base de humildad, sinceridad, trabajo… y resultados, sigue los pasos de Pep Guardiola en su primera etapa, ya que también se ha ganado el reconocimiento y apoyo del vestuario.

De la misma manera que La Masia es una escuela de futbolistas formidable, el Camp Nou es una cantera de entrenadores importante. Exjugadores que se convierten en técnicos diferenciales. Guardiola fue una magnífica revelación, el iniciador de la saga. La desgracia truncó la carrera de Tito Vilanova, que prometía mucho. Luis Enrique, con su sello particular, es otro ejemplo de la importancia del ADN blaugrana en los banquillos. Y ahora Xavi es un digno sucesor de la dinastía por su visión del juego. El entrenador del Barça es de los convencidos de que en el fútbol actual el equipo tiene que estar por encima de las individualidades. Los cracks pueden ganar partidos, pero los títulos los conquistan los equipos. No hay que deslumbrarse por Mbappé o Haaland. Sus equipos, PSG y Borussia Dortmund, no ganan la Champions ni la Bundesliga. De ahí la importancia de cara a la próxima temporada de formar un bloque duro y sin fisuras, con un banquillo de garantía. Si además se puede fichar una estrella, mejor, pero sin olvidar la prioridad.