Opinión
A Xabi se le está poniendo cara de Xavi

Xabi Alonso sufrió su primer gran revolcón en el derbi madrileño / Efe
El Barça no solo conquistó el liderato con el retorno deslumbrante de Lamine, sino que confirmó el fracaso de la narrativa dominante hasta esta jornada. Dice el tópico que el Real Madrid tiene altavoces cuando sería mejor explicar que tiene fábricas de relatos.
El prometedor inicio que el equipo de Xabi Alonso había tenido hasta la debacle ante el Atlético fue debidamente sobredimensionado hasta extremos inverosímiles: el ‘mainstream’ comunicativo madrileño tenía tanta urgencia en construir un nuevo relato alrededor de Xabi Alonso que se olvidó de dejar que sus promesas se tradujeran en hechos verificables. Había prisa para hacer olvidar el desastre de la anterior temporada, había prisa para decir que el juego del Real Madrid había subido a otra dimensión y había sobre todo prisa para neutralizar la figura de Flick con la de Xabi. Ha bastado el primer partido de verdad para que el relato del Mesías Xabi Alonso se deshiciera como un terrón de azúcar y para que la evidencia saltara a la vista de todo el mundo: el nuevo proyecto está futbolísticamente muy verde, algunos fichajes como Mastantuono no logran todavía llegar a las exageradas expectativas que se han construido a su alrededor y un medio campo formado por Tchouameni, Valverde y Bellingham puede ir muy bien para ganar un míting de atletismo, pero casa muy poco con la idea de fútbol refinado que nos querían vender los impacientes exegetas del nuevo entrenador.
En la rueda de prensa posterior a la debacle, consciente de la grieta que se había abierto de golpe entre la ilusión artificial que había generado y la cruda realidad, Xabi Alonso recurrió al viejo truco para justificar la hecatombe: el Real Madrid, dijo, es todavía un equipo en construcción. ¿Les suena la letanía? Es la misma que esgrimía Xavi en el Barça cuando, víctima de un optimismo irreal y un entorno impaciente, se dio cuenta de que debía protegerse apelando al sentido común.
Xabi, como Xavi, es una persona respetada en el mundo del fútbol, pero ya está comprobando, como su homólogo, que en el Dragon Khan mediático de Madrid o Barça hasta la leyenda más intocable puede perder su áurea si no se dimensionan correctamente las expectativas. En realidad, poco de lo que le sucede al Madrid ahora mismo tiene que ver con su entrenador, y mucho con unos medios hiperventilados que han querido convertirlo en el nuevo Guardiola antes de que haya empatado contra nadie.
El drama del Madrid es el mismo que el del Barça: es cortoplacista hasta extremos patológicos. Solo le vale ganar y generar ilusión cada día, sin descanso. De ahí que la cara de Xabi se parezca cada vez más a la de Xavi. Los globos que se hinchan y deshinchan a tanta velocidad suelen reventarse más pronto que tarde.
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