De Wijnaldum al rondo de Ryad

Pedri y Gavi, claves en la conquista de la Supercopa de España

Pedri y Gavi, claves en la conquista de la Supercopa de España / Javi Ferrándiz

David Bernabeu

David Bernabeu

En el verano de 2020, en medio de los efectos devastadores del 2-8, Ronald Koeman pidió el fichaje de Wijnaldum. Más tarde, ya fuera del cargo, acusó a Joan Laporta de boicotear la llegada del medio holandés. El caso es que Wijnaldum, que le endosó un doblete al vergonzoso Barça de Valverde en Anfield, se marchó al PSG. Sólo duró una temporada.

El domingo, Xavi destrozó a Ancelotti con Busquets, De Jong, Pedri y Gavi. Ninguno de ellos, más allá del coraje que desprende el de Los Palacios, tiene el músculo de Wijnaldum. Eso sí, entienden el tinglado. Leen el juego, se asocian, son más veloces mentalmente y pierden pocos balones. No señalo a Koeman, pese a su desarraigo del estilo. Mandó a los niños al ruedo y les concedió un protagonismo vital para entender hoy su rol. Ese es un reconocimiento que Ronald merece.

Pero valga el ejemplo para, de una vez por todas, estampar en las paredes del Camp Nou dos mensajes cuyo incumplimiento debería acarrear sanción: primero, se puede seguir jugando a esto y a la vez volver a ganar sin necesidad de perder el tiempo con “Wijnaldums”, “Arturos” o “Paulinhos”. Vamos, que el modelo, lejos de estar obsoleto, sirve aún para borrar del campo al equipo que nunca pierde finales y amordazar a los creadores del “Xavi e Iniesta no pueden jugar juntos”, que salen de la cueva de vez en cuando.

Y segundo, que todo eso es imposible sin un fundamentalista en el banquillo. Alguien que conozca el cómo y que lo ponga en valor como hace Xavi, porque lo vivió. Ahí también supura una lección para Laporta. En este club, no está verde el inexperto. Lo está quién desconoce la idea. El futuro pasa por alimentar esa fórmula casi exclusiva y por defenderla siempre. Contra viento y marea. El Barça, cuando perdió en Arabia hace un año, se agarró a ella. El Madrid cayó el domingo y no le quedó nada.