Wijnaldum, ¿por qué no?

Wijnaldum, en la órbita blaugrana

Wijnaldum, en la órbita blaugrana

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Da la sensación de que corren tiempos difíciles para los amantes del ‘cruyffismo’ más puro: no porque Laporta no busque desesperadamente rescatar el legado de Johan, sino porque en otras latitudes triunfa un juego más físico y vertical, de mucho kilometraje y un orden estricto. Ahí tienen a Tuchel y sus muchachos, campeones de Europa con merecimiento. 

Sin embargo, en el equilibrio debería estar la virtud: no tiene sentido intentar convertir al Barça en un Chelsea ‘II’ -entre otras cosas porque no tiene jugadores para ello- pero tampoco parece demasiado lógico agarrarse a un purismo mal entendido para acabar evocando a Cruyff a las primeras de cambio. Ni tan nostálgicos ni tan modernos.  

El debate viene a cuento por la más que presumible incorporación de Wijnaldum al Barça: es un futbolista de corte muy físico, una especie de Pogba de alma holandesa curtido en la Premier, de largo recorrido, un ‘box to box’.

Siempre conviene tener jugadores de ese perfil en una plantilla -sobre todo para competir en Europa-, pero los más puristas consideran que es poco más que un mediofondista incapaz de hilar dos pases. 

Convendría recordar que el mejor Barça de la historia tuvo jugadores muy físicos (primero Touré y luego Keita) pero que sabían tratar el balón y tenían llegada al área rival, detalle muy importante en un Barça huérfano de gol más allá de Messi y Griezmann.

La única duda razonable que genera la llegada de Wijnaldum tiene que ver con La Masia: ojalá la llegada del holandés no frene el crecimiento de Ilaix Moriba, un futbolista enérgico como una barrita de proteínas, muy necesario en estos tiempos y que además, conecta con la afición del Barça como muy pocos.

Es un detalle que parece menor, pero que no debería serlo: en un fútbol cada vez más aséptico y dominado por el 'marketing', conviene tener jugadores que además de sentir la camiseta, lleguen al aficionado como lo hacen Ansu o Ilaix. Son ellos quienes más enganchan a los aficionados jóvenes, son ellos quienes arrastran a los adolescentes a sentarse a ver un partido del Barça.