Vinicius en el espejo de Messi

Vinicius y Raíllo tuvieron sus más y sus menos durante el partido

Vinicius y Raíllo tuvieron sus más y sus menos durante el partido / AFP

David Bernabeu

David Bernabeu

Del caso Vinicius, lo primero a subrayar es algo de lo que se habla poco: el ruido del debate al Madrid no le ha ido mal. No del todo. Mientras el Barça del mal llamado “jardinero” le somete en la Liga, el madridismo clama y llora por el brasileño. Por supuesto, mucho mejor hablar de Raíllo o Maffeo que del infausto partido que firmó el conjunto blanco en Son Moix.

El Real, desde el Clásico que se llevó en octubre, ha perdido once puntos con respecto al equipo de Xavi. ¡Once! Pero tranquilos, si hay que correr la cortina hablando de Vini se hace y que parezca un accidente. Y así será mientras sigan vivos en la Champions, el salvaconducto de cada temporada. El manual es antológico: sólo cuenta la “orejona”. Todo lo demás, son titulitos, salvo cuando los gana el Madrid. Eso sí, en 2021, añito en blanco y para casa. Cuidadito.

El debate alrededor de Vinicius contiene tintes desagradables. Desde luego, los insultos racistas, el muñeco del delantero colgado en un puente de la capital o las entradas violentas - cuando lo sean - son factores que deben ser perseguidos y erradicados. Pero cuando Ancelotti sostiene que Vini sólo desea jugar al fútbol dice una verdad a medias. Al brasileño le provocan, pero a él le pone esta función.

En Palma, fue el primero en mostrar el escudo a la grada y en muchos campos, desfocalizado del juego, se encara a los rivales, les suelta frases y se mofa de ellos. Lo quiera ver o no, el Madrid tiene un problema y lo demuestra las veces que Kroos o Modric le han afeado su conducta. Vinicius no es el primer futbolista víctima de la dureza contrincante.

A Messi, Maffeo se lo llevó casi al lavabo de Montilivi, y la persecución a la que Pepe, Arbeloa, Alonso o Ramos sometieron al argentino convierten lo de Vini en una bromita de mal gusto. Pero Leo, una y otra vez, se levantaba. Y jugaba. Y les acabó metiendo 26. Sin llorar. Esa es la diferencia. Aprende Vini.