Vienen malos tiempos para los 'anticruyffistas'

Setién, en uno de sus primeros entrenamientos

Setién, en uno de sus primeros entrenamientos / @FCB

Ernest Folch

Ernest Folch

Quique Setién ha venido para sacudir al Barça. Es el primer entrenador desde la ‘era Guardiola’ que ya no puede conjugar el verbo “continuar”. Tito, Luis Enrique y Valverde (incluso Martino) trataron de demostrar, en sus primeros días, que venían a dar continuidad al trabajo que se había realizado hasta el momento. Con su sello personal, con sus ideas, pero siempre desde el continuismo. Setién, en cambio, promete con sus gestos iniciales una vuelta a los orígenes que, llegados a este punto, parece cuadrar mucho más con una ruptura que una continuación.  Porque han bastado tres días de Setién para cambiar hábitos de entrenamiento y para notar un cambio de intensidad en los entrenos.

Como han bastado unas pocas horas para que su apuesta por la cantera se haya visto reflejada en algunos gestos: una aproximación muy cariñosa y evidente a Riqui Puig y una visita nada casual al Estadio Johan Cruyff solo veinticuatro horas después de tomar posesión del cargo. Todo amenizado con una ideología firme y muy bien interiorizada. Ayer en Barça TV volvió a dejar claro la radicalidad de sus ideas: “Si haces las cosas bien, siempre tienes posibilidades de ganar”.

De repente, y de la noche al día, el Barça tiene un entrenador que invierte el orden de los factores, reivindica el juego como condición primera e indispensable para ganar, a las antípodas de la proclamación de la victoria como primer objetivo que tanto proclamaron Valverde como Luis Enrique. Setién lleva pocas horas en el banquillo del Barça, y no ha tenido tiempo de jugar ni siquiera un partido en el que empezar a reflejar todas estas ideas. Pero en cambio ya ha podido sacudir al club con unas ideas que, curiosamente, son las que inventó el propio Barça y que últimamente había dejado de lado. Sin duda no es la primera vez que el Barça tiene un entrenador cruyffista.

Pero sí es la primera vez que no lo tiene orgánicamente: se trata paradójicamente de un cruyffismo importado, porque el original (Guardiola, Xavi) no ha podido, o no ha sabido, ni retenerlo ni ficharlo. En cualquier caso, vienen malos tiempos para los anticruyffistas. Eso sí, siempre y cuando los resultados acompañen.