La vida sin Messi

Messi se lesionó en el partido contra el Sevilla

Messi se lesionó en el partido contra el Sevilla / sport

Xavi Torres

Xavi Torres

Porque haberla, hayla, aunque pueda parecer lo contrario. La victoria del Barça ante el Sevilla fue importante aunque la realidad diga que con Messi, 2 a 0 y, sin él, 2 a 2. Pero la hay. Hay vida. Y es muy interesante ver cómo la va a plantear Ernesto Valverde.

Ante el Sevilla dio la primera pista. No tocar nada. Sale Messi, entra Dembélé. Naturalmente, nada es igual sin el 10 pero el entrenador mantiene el 4-3-3 con la que el argentino se siente cómodo. Al Txingurri le chirrían determinados mecanismos, sobre todo los defensivos, pero quien manda, manda, y manda Leo. Sucedió ante los de Machín que el equipo, un día más, se hizo demasiado largo. A Dembélé le encanta correr, como a Suárez, y Coutinho ama la verticalidad. Además, Semedo y Alba mantienen el espíritu de delantero de sus adolescencias así que, a la hora de defender, ni presión ni transición. Resultado: quince chutes del Sevilla, dos goles, siete córners, casi el 50% de la posesión y Ter Stegen exhibiéndose como salvador de la patria. Sin duda, números inquietantes.

Sin Messi en el campo a Valverde le toca liderar. Ya el año pasado enseñó desacomplejadamente que él vive más cómodo en el 4-4-2. Es el sistema que domina y el que ha utilizado siempre. Conoce los detalles y es capaz de transmitirlos. Según su criterio, el cuarto centrocampista da equilibrio al equipo cuando éste no tiene el balón, se mejora la presión y se controla mejor el partido. ¿Puede ser Sergi Roberto el cuarto medio sin balón y el tercer delantero, con él? Puede. ¿Y alguien más? Pues debería. Ahí están Rafinha, Denis Suárez y Arturo Vidal, esperando... ya casi agotados de no jugar.

El club explicó a principio de temporada que la opción del chileno era interesante para partidos como el de mañana. Oficio y carácter, decían. Una vez más obviaron lo más importante, el fútbol. Veremos. Y sería bueno que no se olvidaran de Aleñá. Lleva cuatro partidos consecutivos con el filial jugando los 90 minutos, a buen nivel, y tal vez este sea un buen momento para darle la alternativa. Tiene el ritmo y ha olvidado la lesión. <strong>Messi va a faltar tres semanas</strong> y uno puede entender que el futbolista catalán no aparezca en estos dos primeros encuentros pero se hace más difícil comprender que no tenga algunos minutos en el resto. 

Seguramente habrá de todo, partidos con el 4-3-3 y otros, con el 4-4-2 porque a Valverde le gusta observar al rival. Y no es lo mismo la Champions contra el Inter que la Copa, contra la Cultural Leonesa. Ni jugar en el Camp Nou o hacerlo fuera. Toca dar un paso adelante. A Valverde y a los jugadores.

Grosería democrática

El vicepresidente Jordi Cardoner lleva unos días con dolor de barriga. Está en el Barça desde 2010 trabajado en el área social con el objetivo inicial de tener los votos de las peñas bien atados para ser utilizados, en su momento, para alcanzar la presidencia. Nadie puede negarle su gran dedicación para el control de un sector vital en cualquier comicio. En el último, Josep Maria Bartomeu le prometió la vicepresidencia 1ª -que sigue ostentando- consciente de su importancia. Y ganó, con las peñas a su lado. Su perfecta organización piramidal y el control de sus controladores -algunos de los cuales se mostraron muy activos durante la asamblea- han llevado a Cardoner a ser uno de los directivos más temidos por sus propios compañeros y, también, por los ejecutivos del club. “Cardoner tiene poder”, dicen. Por eso le duele la barriga. De repente, su corral se alborotó en un día importante, con el mensaje que ello conlleva.

En la asamblea de socios del sábado echar atrás la votación del escudo fue tan grosero como sorprendente. Pero sucedió. Como cambiar el criterio para dirigir la contabilidad o el ‘Seient Lliure’. O como cuando todo estaba controlado pero los directivos aceptaron, en el ‘caso Neymar’, una condena por delitos fiscales para el Barça, desde entonces, un club con antecedentes penales. O la actuación en el 1-O. O la miserable acción de responsabilidad. O la camiseta de Urdangarin. O la vinculación con Cruyff tras comportarse con él como lo hicieron en vida. O... En el Barça de los cacareados valores sorprenden determinados comportamientos que, por groseros, asustan.