Victoria salvadora con un fútbol triste

Ansu Fati

Ansu Fati

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El partido contra el Dinamo de Kiev era una final. El Barça necesitaba ganar para no quedar eliminado de la Champions. El pésimo inicio de competición, con dos derrotas consecutivas ante Bayern (0-3) y Benfica (3-0), había puesto contra las cuerdas a los blaugranas. Y lograr una victoria era la única opción para intentar enderezar el camino hacia los octavos de final. Koeman era consciente de que su equipo estaba obligado a sumar tres puntos y aún así decidió dejar en el banquillo a Ansu Fati porque considera que no está en condiciones de jugar como titular tres partidos en una semana. Y como el domingo hay clásico, el técnico holandés prefirió reservar al canterano para enfrentarse al Madrid. También dejó en el banquillo al Kun Agüero. Y escogió a Luuk De Jong como acompañante de Memphis y del ‘reconvertido’ Dest en el tridente atacante.

Una vez más quedó demostrado que Luuk De Jong no tiene calidad para jugar ni en este Barça. El público lo sabe. Lo ve. Y por eso ayer se llevó sus primeros pitos tras volver a quedar en evidencia ante la portería rival. Afortunadamente, Koeman rectificó y en la segunda parte De Jong ya se quedó en el vestuario, lo que propició la entrada de Ansu Fati. Antes, sin embargo, Piqué había ejercido de delantero centro, marcando el 1-0 en una acción más digna de un ‘pichichi’ que de un defensa central. Era el primer tanto del Barça en la Champions. Después de 216 minutos de sequía. 

El solitario gol de Piqué fue salvador para un Barça que, como decía, necesitaba ganar para no morir. El juego del equipo blaugrana fue de mal en peor a lo largo de todo el partido. A pesar de tener enfrente a un Dinamo absolutamente inofensivo. El conjunto de Koeman sigue desesperando con su falta de ritmo y su escasa profundidad. Ni siquiera Ansu Fati pudo evitarlo, a pesar de un par de brillantes destellos. El joven crack, que hoy renovará oficialmente hasta el 2027 con una importante mejora de su salario y una cláusula de rescisión de 1.000 millones de euros, puso la poca magia que ofreció el Barça.

El triste partido fue suficiente para lograr la primera victoria en la Champions... pero no augura un futuro demasiado halagüeño a los blaugranas en esta competición. El triunfo era imprescindible para no quedar eliminados. Y eso, afortunadamente, se consiguió. Pero las sensaciones continúan siendo más que malas. Pésimas. Mucho tendrá que mejorar el Barça para poder competir por la clasificación.