Otra vez el VAR bajo sospecha

A Florentino Pérez no le gusta escuchar que el VAR le regaló la pasada Liga. Sin embargo, han pasado pocos meses desde entonces y volvemos a estar igual. Con una nueva oleada de favores al Real Madrid para que se suba al tren de la competición. El equipo de Zidane es otro, muy diferente al que hace varias semanas se arrastraba por los campos. Ahora ese puñado de veteranos juega a un extraordinario nivel pero también es cierto que de no ser por estas manos de Sergio Ramos con las que bloqueó una asistencia de gol del Eibar podríamos estar hablando que el Madrid tiene dos puntos menos. Y todo suma. Porque así, uno a uno y dos a dos se llevaron una Liga que no se merecían.

El problema, sin embargo, no es del Madrid. Es de los árbitros y de esta herramienta que llegó como la salvación a todos los errores que se producían hasta ese momento bajo la defensa de que “los árbitros son humanos”. Hemos pasado de esa catalogación a otra muy diferente en la que el árbitro ya no está en el centro de todas las miradas sino el VAR, un ente sin rostro porque vive escondido detrás de unas pantallas de televisión.

Y es que los colegiados no se ponen de acuerdo en cómo interpretar este magnífico utensilio que ahora es un arma peligrosa. El VAR se ha convertido en un problema porque nadie sabe a ciencia cierta cómo se usa, porqué se usa y cuándo se usa. Existen teorías por todos lados, grandes especialistas en poder de la verdad, sin que los árbitros logren ponerse de acuerdo en si una mano dentro del área deba pitarse, consultarse al televisor o no hacer nada. ¿Depende del partido?¿Del color de la camiseta del color que cometa dicha infracción? ¿Por qué este desgobierno se agudiza tanto en la Liga? ¿Por qué la Champions parece ser ajeno a todo este run run que genera y que es motivo de tantas quejas? El Madrid es quien más beneficiado sale de la utilización de esa herramienta en España. Por eso han salido muchos entrenadores quejándose de su utilización aunque ya sea Florentino o al Comité de árbitros no le guste escuchar estas críticas.