La veteranía rescata al Barça en Stamford Bridge

Valverde sufrió desde la banda durante los noventa minutos

Valverde sufrió desde la banda durante los noventa minutos / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

Los caminos del fútbol son inescrutables: nueve años después de que Iniesta salvara al Barça a pase de Messi, una jugada exactamente al revés con pase de Iniesta a Messi volvió a rescatar al equipo blaugrana en la misma portería mágica de Stamford Bridge. El Barça se llevó de Londres un precioso botín en una noche que pintaba aciaga y terminó siendo más que positiva. El equipo de Valverde caminó al borde del abismo durante buena parte del partido pero a diferencia de lo que le ocurrió en las dos últimas Champions, impuso su experiencia y consiguió domar un partido que se le había ido de las manos. Stamford Bridge fue el muro de siempre, la eterna roca contra la que el equipo blaugrana se estrella indefectiblemente desde hace una década, y en la que más sufre el estilo blaugrana: de poco le sirvió al equipo tener una posesión en muchas fases de más de un 75% porque no conseguía traducir su brutal dominio ni en media ocasión. En cambio, el Chelsea sacó petróleo de su escaso dominio, básicamente porque al conjunto inglés la pelota solo le interesa para robarla y no para tenerla.

El equipo de Conte resultó ser mucho más peligroso de lo que muchos presuponían y encontró en Willian, hasta ayer un semisuplente con un rol secundario, al jugador que abrió en canal a la defensa blaugrana, con dos palos y un gran gol. Lo cierto es que el equipo de Valverde se fue enredando en su propia esterilidad y como le ha venido sucediendo en el último mes tuvo demasiadas dificultades para generar peligro. El juego del equipo pasa por una fase de bloqueo, quizás porque acusa una vez más el grandioso esfuerzo de la Copa del mes de enero y también porque arrastra algún mal endémico: en el 4-4-2 de Valverde, el cuarto hombre del medio campo se ha convertido en la ecuación no resuelta del equipo, y muestra de ello fue el partido decepcionante de Paulinho, que navegó sin rumbo y al que esta vez le vino muy grande el partido. La irrupción de Aleix Vidal no mejoró el panorama, y Sergi Roberto tuvo que desaprovechar su talento encerrado como está en una posición de lateral que no explota sus mejores virtudes. Para rematar el sudoku diabólico de la banda derecha, Dembélé ni siquiera saltó al terreno de juego, una ausencia que se hace cada día más angustiante. A diferencia de otras veces, el Barça de Valverde no pecó de ingenuo, supo salir vivo de una emboscada mortal, y demostró en Stamford Bridge que, a pesar de que tiene días muy exquisitos, es también el Barça más pragmático y también más curtido de los últimos años.