Verrati se ha mojado como pocos

Verratti y Quagliarella, en la fiesta de Borriello

Verratti y Quagliarella, en la fiesta de Borriello / Instagram

Xavier Ortuño

Xavier Ortuño

Marco Verratti se había visto sumido estos últimos veranos en el círculo vicioso de las renovaciones del PSG. Cada conato de fuga, cada interés de un club apetitoso era resuelto por el club francés con un nuevo contrato. Más dinero y más tiempo de vinculación para acabar con los cantos de sirena de clubs que le podían ofrecer al jugador títulos y una proyección que no encontraba en París. Pero ahora el italiano ha dicho basta y ha usado la única manera de salir de este bucle de renovaciones año sí y año también para retenerle y que el PSG escuche al Barça: plantarse y dejar claro que no quiere seguir jugando en la capital francesa. Con este acto, el jugador mete una presión enorme en todo el caso y obliga al Barça a estar a la altura. Ahora el club blaugrana debe llegar a las oficinas del PSG con una oferta lo suficientemente alta para no dejar a Verratti, hablando en plata, con el culo al aire.

Está claro que un pulso así lo hace un futbolista si sabe que hay agua en la piscina y que el Barça responderá con una oferta impactante para que todo esto no quede en agua de borrajas y con Verratti haciendo una rueda de disculpa con sus aficionados para poder volver a vestir la camiseta del PSG. Pocos futbolistas se han mojado tanto por venir al Barça como lo está haciendo Verratti. La memoria nos lleva a los casos de Javier Mascherano o Samuel Eto’o, otros que tiraron tanto del hilo que al final su club acabó cediendo a su favor y acabaron viniendo. Marco está jugando fuerte y además lo está haciendo con un club en que el único argumento económico que puede existir sea equilibrar su balanza para el ‘fair play’ económico pero poco más. Así que tocará esperar que haga efecto el pulso que está llevando a cabo y que por el bien de todos acabe vistiendo la nueva camiseta del Barça.