Vender La Masia al diablo

Sergi Roberto durante el duelo vs Málaga

Sergi Roberto durante el duelo vs Málaga / AFP

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

El resultadismo, la propia palabra lo indica, solo tiene en cuenta el resultado. El éxito o la victoria van siempre atados al marcador. Una temporada es buena o mala si se ganan títulos o acaba en blanco. El Real Madrid es el mayor exponente de esa corriente futbolística que lo apuesta todo al blanco o negro. El camino no importa, solo la meta. El Barça, aunque quisiera, no sabría cómo convertirse a esa religión monoteísta porque hace ya varias décadas decidió disfrutar al mismo nivel del viaje que de la llegada.

Lo más parecido a esa reducción simplista y básica del fútbol la vivió la temporada 14-15, con Luis Enrique en el banquillo. La primera mitad de aquel ejercicio fue un desastre; la segunda, con el tridente desatado, acabó en triplete. El éxito no fue fruto de una idea, sino del talento individual de tres futbolistas. Lanzó una moneda al aire y salió cara. Digerir la derrota no debe ser ningún problema, tampoco acabar la temporada en blanco. Sí debe serlo vender el alma al diablo del resultadismo, esperando que alce el pulgar o señale hacia el infierno. 

El Barça B hace ya tres años que está pendiente de Lucifer. A nadie debería importarle si sigue en Segunda A o desciende. Sí debe ser motivo de preocupación mirarse al espejo y no ver nada porque tu alma ya no te pertenece. Una alineación en la que solo aparecen Cucurella, Aleñá y Palencia es un puñetazo sonoro en el estomago vacío del barcelonismo. Falta el aire. Obsesionarse con la categoría, con la salvación, anteponiendo el resultado a tu propia historia, es un error de consecuencias gravísimas. Apostar por la identidad propia es la única forma que tiene el Barça de sobrevivir al diablo. Satanás siempre vuelve, pero, en ese momento, haber preservado tu personalidad permite seguir sonriendo. Destrozar un proyecto de décadas cegados por el marcador solo sirve cuando ganas. Si pierdes, solo queda el vacío.