Un vendaval azotó el Palau

Adam Hanga, junto a Mirotic y Higgins

Adam Hanga, junto a Mirotic y Higgins / JAVI FERRÁNDIZ

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

El Barça se vio impotente para frenar a un desatado Efes. El equipo turco jugó al mismo nivel que no hace tanto lo encumbró como campeón de la Euroliga. Vimos un partido magnífico, con predominio de los ataques, y en donde los jugadores sacaron a relucir sus mejores galas. Los blaugranas pecaron de falta de concentración y dureza defensiva a lo largo de los dos primeros cuartos. Dejaron a hacer a un Efes más físico, y el encuentro se convirtió en un monólogo turco. El perímetro blaugrana se vio desbordado por el excelso juego de Micic, Larkin y Simon. No es fácil sacarles los colores a los exteriores del Barça, pero en todos los duelos directos los hombres de Ataman salieron victoriosos. Tanto en los 1x1, como en los 2x2 y continuación, la enorme cualidad individual del Efes marcó la diferencia. El círculo virtuoso lo cerró un correoso Sanlin que intimidó a los pívots blaugranas, y supo además aprovechar un sinfín de asistencias que le proporcionaron sus compañeros exteriores. Eso sí, con la inestimable colaboración de un Singleton que pareció que tenía alguna deuda pendiente.

SIN CAMBIOS TRAS EL DESCANSO

El resultado final no refleja la nítida superioridad del Efes. Sólo la postrera reacción de un Barça herido en su orgullo permitió que la incertidumbre se mantuviera hasta el final. Pero la iniciativa siempre fue turca. También en una segunda mitad en la que el Barça intentó ajustar su defensa haciendo cambios en los 2x2. Pero esta variante fue tan sólo una pequeña dificultad para un Efes que no iba a dejar escapar su gran oportunidad. No fue la mejor noche de Calathes. Y si el referente en la dirección blaugrana se ve superado, el equipo pierde su identidad. La rémora de las posesiones perdidas fue una losa permanente ante cualquier intento blaugrana de recuperación. Como casi siempre, Mirotic estuvo en su papel, y hubo pinceladas meritorias de hombres como Kuric, Higgins o Davies. Pero siempre insuficientes ante los zarpazos de un dúo, Larkin-Micic, estratosférico, que manejó el ritmo del choque con una maestría memorable.

LECCIÓN DE MICIC EN EL BLAUGRANA

Soberbio partido de Micic. Su enorme cualidad individual, unida a un físico prodigioso, marcó el resultado del encuentro. Nadie pudo defenderlo, anotó 26 puntos, pero además generó un sinfín de asistencias para sus compañeros. Imparable.

EL BARÇA NO SUPO MARCAR EL RITMO

Los blaugranas no plantearon un duelo físico ante un rival que tiene muchos puntos en sus manos. En un incesante intercambio de canastas, el Efes fue mucho más solvente. Es cuestión de jugar más físicos y concentrados desde el inicio.