El vecino ha regado el jardín

Ter Stegen se mostró infranqueable en el Bernabéu

Ter Stegen se mostró infranqueable en el Bernabéu / VALENTÍ ENRICH

Carme Barceló

Carme Barceló

El título no pretende opacar la realidad. Cierto es que al Barça le costó meterse en el partido, que el rival plantó cara en la primera mitad y que hasta el minuto 50 no llegó el primer disparo que supuso el primer gol. Si, es verdad. Pero sin despeinarse, el FC Barcelona volvió a sentar sus reales en el Bernabeu que, para una vez que se llena esta temporada, de nuevo salió su respetable atropellándose en los vomitorios a diez minutos del final. Otra vez le ha pintado la cara al Real Madrid en su casa. ¿A que se agarrarán ahora? Ya se lo digo yo, querido/a lector/a: a esa Champions con la que se llenan la boca cada vez que pintan bastos y a la remota posibilidad que les otorgan las matemáticas en esta Liga. Lo leerán, lo verán y lo escucharán pero la realidad, más tozuda que nunca, ha vuelto a colocar al Barça en una final tras un resultado de escándalo.

Los y las que hablan de ‘messidependencia’ tendrán que hacerlo en un tono más bajo. Los y las que ‘mataron’ a Luis Suárez por sus números personales -que siguen vigentes en Champions, sí, pero que vocearon hasta pedir su traspaso además de menospreciarlo- tendrán que bajar la mirada ante el doblete del uruguayo, que disparó al madridismo entre las cejas, en su propia casa y con el poderío propio de un ‘9’ de verdad. A su lado, Benzema fue una caricatura.

A Messi le esperamos el sábado. Su vecino Luisito ha regado su jardín y se lo ha dejado niquelado para el clásico de Liga. Y su compañero Ter Stegen -me levanto de la silla al escribir su nombre- ha vuelto a mandarle el mismo mensaje: “Tranquilo, Leo, que por aquí lo tenemos todo controlado”. Si Bale vuelve a mandar el balón al bunker y Vinicius sigue sin definir, ya pueden poner en el fuego el clavo y que arda pronto. Lo que está claro es que a Cristiano ya no pueden encomendarse y lo que sucedió ayer fue una confirmación más que en este jardín blanco no crecen las flores.