Vecino de arriba y de abajo

El Barcelona tiene una deuda pendiente con la Liga de Campeones tras la última campaña

El Barcelona tiene una deuda pendiente con la Liga de Campeones tras la última campaña / sport

Carme Barceló

Carme Barceló

Yo confieso: me he partido de risa con el último invento de las redes sociales. A saber, mandarle un mensaje vía whatsapp al/la usuario/a con un número menos o un número más del propio.

Vecino de número, le llaman. Risas aseguradas si, como servidora, busca un hilo en tuiter que le permita ver los ‘pantallazos’ de las respuestas. Más allá de la legalidad vigente, la protección de datos y los derechos de imagen, me ha divertido el invento y, por deformación profesional, un hilo me ha llevado a otro y aquí me tienen, hablando de vecinos.

A estas alturas de la película, ya saben que Messi, Suárez y Countinho lo son. Los tres están censados en Castelldefels y no sé cuál vive más arriba o más abajo. Lo que tengo claro es que el brasileño no ha podido tener más apoyo de los otros dos y que Leo vive en el ático de casi todo.

'Los sudacas'

El argentino se lo ha ganado a fuerza de trabajo, goles, sacrificio y una madurez que mostró, una vez más, hace pocos días. Me consta que el grupo de whatsapp de ‘Los Sudacas’ (del cual desveló su existencia el propio Messi en una entrevista) está muy activo. A Luis Suárez se le multiplica el trabajo, no solo marcando goles para asegurar el Gamper, sino para mantener una sana convivencia entre Griezmann y Messi. Y no ‘Leo’ entre líneas.

El uruguayo es el vecino de abajo, el de arriba, el del rellano y el vicepresidente de la comunidad. En paralelo, Piqué salta a la palestra para pedirle a Neymar que se moje (mensaje que reenvía y retuitea el propio club en sus redes sociales) y le pone un paño caliente al nuevo vecino francés, que precisa apoyos y se ofrece a regar las plantas del ausente, si se da el caso.

Aunque no lo parezca, aquí si hay quien viva. Mucho mejor que en las urbanizaciones que hay a 600 kilómetros de distancia. Allí no reciclan. Lo tiran todo en el mismo contenedor excepto lo que consideran que vale la pena. E, incluso eso, acaba saliendo fuera. Está bien que Piqué lo recuerde.