¡Vaya con la 'rojilla' de Asensio!

Asensio y Denis Suárez destacaron en la victoria española

Asensio y Denis Suárez destacaron en la victoria española / EFE

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Ya lo veo venir. Lo de siempre. No servimos para nada. Es una generación perdida. Tanto hablar de ellos y no ganan. Tanta selección de Marco Asensio y va y pierden ante Alemania. Cómo nos gusta eso de destrozarlo todo. Poco importa quiénes son, de dónde vienen, qué han hecho, si han jugado bonito o no, si pueden o no ganar, incluso, a la Absoluta, si deben o no ir más de la mitad de ellos al Mundial de Rusia, si son el presente de una selección que debería de demostrar que, en efecto, está, de nuevo, en el camino de la victoria.

Lo cierto, la auténtica realidad, es que ha ocurrido lo que sucede muchas veces, pero no solo a la selección española (y no solo a la selección de fútbol) y a otras muchas selecciones del mundo, que empiezan muy bien, que juegan de cine, que todo el mundo la da como favorita al título (que, por cierto, es lo único que vale para muchos, no para mí) y, al final, tropiezan con un rival superior en el momento clave, en el encuentro decisivo, bueno, en la final.

Bien es verdad que las finales no se juegan: las finales se ganan. Pero es que, en esta ocasión, que era fantástica, visto los días precedentes, es cierto que se trataba, por encima de todo, de ganar. Porque cuando se es joven, cuando se promete tanto y tanto como promete esta generación de Asensio, Saúl, Delofeu y compañía, es muy necesario acaparar títulos que es, por cierto, lo que suelen hacer las selecciones inferiores españolas.

Pero, amigos, de nuevo, volvió a cumplirse el pronóstico, el dicho, la frase hecha (perdón, la frase que es una auténtica realidad) de que el fútbol es un deporte inventado por los ingleses, embellecido, si quieren, por los españoles, que juegan 22 jugadores y siempre, siempre, gana Alemania. Ayer, la Alemania que se enfrentó a España mereció ganar esa final, porque planteó el partido con mayor inteligencia (los buenos españoles ni la tocaron, incluido el profético Asensio) y, encima, el juego ofensivo alemán fue mucho más incisivo.

Esta selección, que, por cierto, tiene un seleccionador, Celades, que parece muchísimo más joven que sus jugadores, seguirá creciendo, continuará aportando, sin duda, estrellas a la absoluta de Julen Lopetegui, que, sin duda, será una de las grandes favoritas, ya verán, en el próximo Mundial. Esta selección tiene buena pinta e, insisto, no deberíamos de tirarla por el sumidero habitual. No es por confiar en su juventud, es porque han demostrado que tienen fútbol aunque, en el último suspiro, ni siquiera tuvieron la oportunidad del ‘minuto de Sergio Ramos’, bueno, entre otras cosas porque no estaba el madridista.

Fue hermoso mientras duró (y duró mucho, duró todo el campeonato), pero nadie se acuerda de los perdedores ni siquiera cuando son los mejores de ‘los otros’. La ‘rojilla’ hizo, seguro, lo mejor de este Europeo, hizo los goles más bellos, completó buenos partidos pero, llegada la final (ese partido que no se juega, se gana), falló. Y falló sin ofrecer, no solo su mejor cara, sino ninguna posibilidad, casi cero, de empatar.

El fútbol, que a menudo es el deporte más injusto que existe, el único en el que un equipo inferior, peor, con mal fútbol puede conquistar un trofeo, premió anoche al mejor finalista, que volvió a ser la poderosa Alemania, ese país tan fuerte, tan bien organizado, con tan buenos futbolistas (completos, muy completos, durísimo, pero técnicos), que puede presentar (¡grandioso ese gesto!) tres selecciones distintas de altísimo nivel: la que lleva ya varias semanas de vacaciones, liderada por ese portero tan bueno que responde al nombre de Manuel Neuer; la que mañana mismo jugará la final de la Copa Confederación frente a Chile y la que anoche se llevó el Europeo Sub-21. Así de grande es Alemania, su Deporte (con mayúsculas), su fútbol, su Bundesliga, escasamente considerada por todos nosotros.

Pues eso, la ‘rojilla de Asensio’ no tuvo el final que muchos, demasiados, querían. La ‘rojilla de Asensio’ deberá esperar otra ocasión. Y aquellos que convirtieron a esos chicos en los que iban a apretar a Busquets, Silva y compañía tendrán que tener más paciencia, la que no han demostrado tener a la hora de regalarle ¡ya! el título a estos chicos que, insisto, son buenos, muy buenos, pero les falta ese puntito de ganar. El que tienen los grandes. Sus grandes.