Valverde será el paraguas de Bartomeu

Valverde seguirá al frente del Barça

Valverde seguirá al frente del Barça / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

Bartomeu ratificó por sorpresa a Valverde y lo hizo con un mensaje nada ambiguo: “Es el entrenador que queremos, tanto a medio como a largo plazo”.

De las palabras del presidente se desprende que la continuidad del entrenador ni siquiera depende de la final de Copa, aunque habría que ver cómo reaccionaría la masa social en caso de una nueva derrota. Lo que queda claro es que ‘Barto’ aplica sobre la debacle de Anfield la misma receta que usa en todas las crisis: tranquilidad, ganar tiempo y en caso de duda optar por la opción menos traumática.

El club pondrá en valor la Liga conseguida y si puede la Copa, y no aplicará el bisturí al banquillo, al que al menos dará otra oportunidad. La destitución del entrenador es en Can Barça un asunto tabú, que se ha dado en contadas ocasiones, y parece que Bartomeu seguirá la tradición de no usar la guillotina.

Todo apunta a que tampoco tocará la secretaría técnica, a la que ya ha reformado dos veces (y volver a relevarla se giraría por tanto en su contra), y por eliminación todo apunta a que la gran deflagración se producirá en el vestuario. Porque en estos momentos hay en el club muchos debates sobre el entrenador, el modelo y el fútbol base, pero solo hay un punto de unanimidad sobre el que convergen las más diversas opiniones: los principales responsables de la debacle de Liverpool, como la de Roma, son los jugadores.

Se pone como ejemplo el cuarto gol en Anfield: un despiste colectivo de esta naturaleza es atribuible únicamente a los futbolistas y poco o nada tiene que ver con el entrenador o la secretaría técnica.

La plantilla está ahora mismo en el centro de la diana: tiene poca competencia, está mayor y acomodada, hay demasiadas vacas sagradas y acumula demasiado poder. Los cañones, pues, apuntan a los futbolistas. Mientras tanto, Bartomeu ‘salva’ a Valverde, al que convierte en un cómodo paraguas. Si va todo bien, decisión acertada. Si todo se tuerce, el entrenador pagará los platos rotos.