Valverde da un paso adelante bajo la sonrisa de Messi

Valverde da un paso adelante

Valverde da un paso adelante / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

El misterio quedó desvelado y ya sabemos lo que es este Barça sin Messi: un equipo coral, ordenado y solidario que compensó la ausencia de su tótem con mucha presión y altas dosis de solidaridad. Valverde, a quien a menudo se le reprocha su conservadurismo, ayer fue atrevido y se la jugó contra todo pronóstico con la alineación de Rafinha, una jugada de altísimo riesgo que sin embargo terminó en premio: el hispanobrasileño marcó un gol y cuajó un excelente encuentro. Se repitió durante toda la semana que sin Messi debía crecer todo el equipo y lo cierto es que el primero que dio un pase adelante fue el entrenador con una alineación nada evidente y que puede marcar el devenir de las próximas semanas.

De la misma manera que Valverde encontró contra el Tottenham la primera tecla de la temporada, con la exitosa alineación de Arthur en lugar de Dembélé, ayer encontró la segunda gran tecla, con la inclusión de Rafinha en lugar de Messi. Las dos teclas, la de Wembley y la de ayer, ahondan en una dirección, que es la del centrocampismo, y envían al ostracismo al fútbol directo y físico, encarnado por Dembélé y Arturo Vidal, dos jugadores hoy con un rol menos que secundario. Es lo que sucede en el fútbol: cualquier camino, por bueno que sea, tiene un precio. Ayer Valverde solucionó mucho más que un partido y fraguó  la hoja de ruta que puede valer para pasar todo el desierto de la lesión de Messi, clásico incluido, pero tendrá que gestionar la situación extremadamente delicada en la que queda Dembéle, ausente en Wembley, desconcertado y silbado contra el Sevilla y desaparecido ayer de la alineación y de los cambios.

El segundo fichaje más caro de la historia del Barça está hoy en un limbo muy peligroso, del que no será fácil sacarle. En el otro extremo, Arthur está empezando a desmelenarse y ayer no solo jugó siempre con criterio y entendiendo a cada momento lo que necesitaba el partido, sino que además se permitió el lujo de templar y dar vueltecitas como Xavi y conducir como Iniesta: el brasileño ha caído en el Camp Nou con tanta gracia que cuando el público vio que lo sustituían castigó al entrenador con una silbada.  El encuentro fue debidamente escrutado por Messi, que dictó sentencia con su sonrisa. Si a Messi le gustó el partido, no hace falta decir nada más.