Valverde, un líder en la sombra

Ernesto Valverde

Ernesto Valverde / EFE

Gerard López

Gerard López

Con su actitud discreta, prudente, poco propenso a los grandes titulares y a la actitudes altisonantes, Valverde es un entrenador de perfil bajo. Prefiere que el protagonismo sea para los jugadores y él se queda resguardado siempre en un segundo término. Esto provoca que, muchas veces, su labor no sea valorada justamente por el barcelonismo, no sea elogiada en toda su magnitud el trabajo que lleva cabo en el Barcelona.

Si el equipo está hoy a las puertas de lograr un triplete es, en gran medida, gracias a su manera de ser con el que se ha ganado el respeto y la admiración de todo el vestuario y porque su forma de dirigir y entrenar al equipo han sido las adecuadas.¿Cuándo recuerdan a Messi o a un jugador, al acabar un partido, elogiar las decisiones de su entrenador, tal y como ocurrió en el césped del Benito Villamarín? ”Estábamos bien organizados porque Valverde preparó el partido muy bien, tácticamente perfecto”, dijo.

El vestuario está con Valverde porque entiende que el fútbol de ahora no es el de hace 10 años y evolucionar, avanzar, cambiar es una obligación en todo equipo que quiera seguir aspirando a ganar encuentros o títulos. Uno es buen entrenador cuando tiene la capacidad de adaptarse a los tiempos. Guardiola lo ha hecho en el City cuando, en algunos partidos, puso un doble pívote con Fernando y Fernandinho, y lo hace en repetidas ocasiones Valverde. El técnico fue clave en Madrid cuando en el segundo partido cambió la vigilancia a Vinicius e incorporó a Arthur  en el centrol del campo. Y volvió a ser clave contra el Betis.

Teniendo en cuenta que fue un rival que te puso contra las cuerdas en el Camp Nou, en el partido del Benito Villamarín Valverde recuperó el 4-4-2 para cerrar el juego interior del Betis y hacer desaparecer de la escena a los dos motores del equipo rival, Canales y Lo Celso. Quedaron desconectados y el Barça logró una victoria de mérito que le acerca al título.

Hubo un detalle significativo: a mitad de partido, viendo que Joaquín y Tello subían al ataque, Valverde ordenó a Ter Stegen que sacara en largo a sus espaldas. Y lo hizo en tres ocasiones que acabaron siendo tres jugadas de gol. Valverde fue decisivo antes del partido, con su planteamiento, y también durante el mismo. Luego, como en él es habitual, no sacó pecho y elogió a Messi, también inconmensurable, porque entiende que el fútbol es de los jugadores y no de los entrenadores.

A un inquilino del banquillo del Barcelona se le pide, lo primero de todo, que gane títulos y Valverde no está lejos de su misión. Para ello sabe que debe tomar decisiones que a veces son impopulares, con las que se puede granjear ciertas críticas de algunos sectores que solo piensan en el Barça de hace 10 años. O son decisiones con las que podría alborotar el vestuario... pero allí dentro no se queja nadie. Y esto habla bien de Valverde. Debe ser convincente con sus explicaciones porque no tiene ningún incendio. Ni ahora ni desde inicio de temporada. Ni desde que asumió el banquillo del Barça.

El grupo está con él y esto no siempre es fácil después de dos años y medio al frente del equipo.

Valverde dirige el Barça desde el silencio y lejos de los focos. Si cree que un 4-4-2 le puede ir bien al equipo para llevarse el triplete, no duden de que tomará esta decisión porque él no actúa de cara a la galería sino que lo hace pensando solo en el bien del equipo. Y el vestuario lo sabe. Por esto está a muerte con él.