De Valverde a Koeman, pasando por Setién

Setién

Setién

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Hoy hace justamente un año se hizo oficial el cese de Valverde y su sustitución por Setién como entrenador del Barça, aunque todo el mundo sabía que Ernesto estaba sentenciado desde cuatro días antes. Un año después, el Barça vuelve a la Supercopa con otro entrenador, que ya no es el mismo que se fichó hace un año y tras 365 días traumáticos, casi diría que autodestructivos que tienen que acabar, forzosamente y por el bien de todos, dentro de once días, el 24 de enero, si las autoridades sanitarias lo permiten, con la elección de un nuevo presidente. Este es el resumen, pero el análisis no puede ser menos demoledor. El Barça echó hace un año a Valverde con el equipo líder en la Liga y en octavos de Champions como primero de grupo y hoy, con Koeman, es tercero en la Liga, a demasiados puntos del líder, y se ha complicado la Champions pasando como segundo. Y entremedias, perdió la Liga en la que iba líder y pasó por la humillación histórica del 2-8 contra el Bayern. Mal negocio.

UN NUEVO CICLO. Nunca una decisión ha sido tan errónea. Y no tanto por el cambio de entrenador, sino por cómo se hizo el cambio. La humillación pública a Valverde, la negativa no menos pública de Xavi, las cuarenta y ocho horas de búsqueda infructuosa de un nuevo entrenador para quedarse finalmente con el último de la fila. Entrenador por descarte, vamos. Los jugadores no fueron ajenos al triste espectáculo. Estaban con Valverde y les trajeron al que ni la directiva quería. A Setién le vino grande el Barça, pero es que no podía venirle de otra manera entrando, como entró, totalmente desautorizado en el vestuario. Los jugadores no creyeron en él, su segundo lo dinamitó todo a los pocos días y la Liga se fue al carajo. Luego, también la Champions. Pero Bartomeu y su directiva fueron más culpables. Hoy, 365 días después, la Supercopa vuelve a ser una prueba de vida, pero en positivo. Koeman no es líder pero las sensaciones son que el equipo va a más y, sobre todo, ha vuelto a la senda del cruyffismo que con Valverde parecía perderse. Ganar este título abriría un enorme horizonte de optimismo para Koeman y el Barça. Podría ser el inicio de un nuevo ciclo ganador.