Valverde, el entrenador ideal para Messi... y para el Barça

Valverde sufrió desde el banquillo de Vallecas

Valverde sufrió desde el banquillo de Vallecas / sport

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Valoremos a Valverde como se merece antes de que sea tarde y nos tengamos que arrepentir. Ha llegado el momento decir alto y claro que es un técnico de una eficacia contrastada al que no se reconocen sus méritos. Por su forma de ser, discreto y prudente, huye del protagonismo personal, de la soberbia, de la polémica. Hace el papel de entrenador de club, intenta sacar el máximo rendimiento a sus jugadores y solo le preocupa lo que pasa en el campo. No es un genio ni tampoco un déspota. Es un profesional serio, con un carácter reflexivo, trabajador y responsable. No le regalamos los oídos ni le tiramos flores, es la verdad aunque algunas veces no sea suficiente para triunfar en el Camp Nou.

Valverde arrastra una cruz injusta y pesada. Le cargaron el muerto de la eliminación en Champions contra la Roma cuando lo cierto es que aquel día fatídico fallaron todos, comenzando por Messi. A partir de aquí, algunos directivos que no entienden de fútbol y que solo viven pendientes del marcador, pusieron en tela de juicio su futuro hasta que ganó Liga y Copa. El Txingurri no lo olvida. Sabe que si no ganan la Champions volverán los rumores y las críticas veladas. Por todo ello, a veces se considera injustamente valorado y duda si vale la pena continuar bajo la guillotina del marcador. El factor emocional le supera en ocasiones.

No soy el abogado defensor de Valverde pero tengo argumentos para constatar que es el mejor entrenador que podía encontrar el Barça. No tiene la brillantez de Guardiola ni  el genio de Luis Enrique. Pero tiene otras cualidades que le convierten en el técnico ideal en una etapa donde el equilibrio, la disciplina y la regularidad son determinantes para alcanzar las metas soñadas. En el año y medio que lleva en el club, el entrenador ha aprobado con nota dos exámenes difíciles. La temporada pasada tuvo superar la huida de Neymar y lo cierto es que el equipo no acusó la marcha precipitada del brasileño. Esta campaña, la lesión de Messi fue un contratiempo duro que alimentó muchos temores, pero a la hora de la verdad el equipo ha dado un paso al frente y el entrenador ha encontrado la solución para contar con victorias las ausencias de Leo.

Visto lo que cuesta encontrar un entrenador para un club grande, sino pregúntenselo a Florentino, coincidirán con nosotros que Valverde va camino de conseguir el master del Camp Nou con la discreción y el pragmatismo por bandera. Además, ser entrenador del Barça comporta también ser entrenador del mejor jugador del mundo. Por un lado debe ser fácil dirigir al Nº1 pero por otro hay que respetar su estilo, personalidad y visión del juego. Valverde ha conseguido una buena relación con el argentino desde la humildad y el profesionalismo. Leo lo respeta y el técnico lo admira, de esta manera hay una convivencia positiva con ambiciones compartidas. Nos consta que Messi esta muy contento de que en su ausencia el equipo ha continuado ganando y reconoce a Valverde la valentía para saber cubrir su ausencia con éxito. 

La última demostración de que Valverde sabe manejar situaciones conflictivas la hemos vivido con Dembélé. La juventud y las malas compañías le están llevando por mal camino. Faltó a dos entrenamientos esta semana y el técnico con toda naturalidad le ha dejado fuera de la convocatoria para el partido de hoy contra el Betis. El peor castigo que puede recibir. Cuando pregunto la prensa, Txingurri respondió con palabras sencillas y claras: “Cada uno puede interpretarlo como quiera.” Está claro que para el míster fue una falta grave que no  puede tolerar. El vestuario, cansado del comportamiento del francés, comienza a pensar que está quemando su futuro en el Camp Nou.