Valverde y el entorno

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Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Al 2019 le pido que la gente esté con nosotros” ¿Cómo?, ¿que los barcelonistas no están con su equipo? Yo no lo veo así, la verdad, pero es el deseo de Valverde, el entrenador del Barça, el mismo que veinticuatro horas antes, también en rueda de prensa, que es donde más preparados se llevan los mensajes, pidió que no se hiciera demagogia con la cantera.

¿Qué pasa, pues, con Valverde? O, más exactamente, ¿qué le pasa a Valverde? A partir de estas opiniones, seguramente no es descabellado deducir que se siente solo o, por lo menos, agobiado por un entorno al que no parece bastarle con ser líder en la Liga y haber pasado en la Champions primeros y sin perder ningún partido. Algo pasa entre Valverde y el entorno y, seguramente,  lo que pasa es que el entrenador no se siente reconocido. No entiende que le cuestionen las alineaciones, las tácticas, los fichajes y su gestión de la cantera.

No entiende que no se le reconozca que ha encontrado soluciones para todo, la lesión de Messi, las dos minicrisis que ha pasado el equipo, que haya recuperado a Dembélé... Pero cuando recupera a Dembélé, resulta que se olvida de Coutinho. Y cuando recupera a Arturo Vidal, que también se convirtió en un pequeño incendio que hubo que sofocar allá por el mes de octubre, resulta que renuncia a la esencia del juego del Barça. Y si ficha a Jeison Murillo, es que pasa de la cantera...

Análisis de su trabajo

Intentaré entender a Valverde a partir de un análisis de su trabajo, que es la única forma coherente de explicar estas aparentes contradicciones. Valverde gustará más o menos, pero lo que no se le puede negar es que tácticamente ha resuelto bien cada problema que se ha presentado, que es para lo que le pagan. Miren, esta temporada el Barça ha pasado por dos situaciones complicadas que ha superado con decisiones tangibles del entrenador. Al triple pinchazo Girona/Leganés/Athletic, seguía el partido más complicado de la liguilla de Champions, el del Tottenham en Wembley. 

Pues bien, allí sacó Valverde a Arthur para dar al equipo el control y el tempo que necesitaba. Lo fácil era optar por Arturo Vidal, que seguramente para eso le ficharon, pero el entrenador supo leer el momento y el espacio que el equipo precisaba. Arthur entró con una fuerza inusitada en el equipo titular, que a partir de ahí se rehizo hasta que el conflicto Dembélé y la derrota en el Camp Nou frente al Betis abrieron otro atisbo de crisis. Valverde recurrió entonces a Arturo Vidal, miren por donde, para frenar la sangría de goles que encajaba el equipo.

No era un problema específico de la defensa, sino de que el centro del campo no apretaba lo suficiente y a la defensa le llegaban rivales demasiado sueltos. El damnificado ha sido Coutinho, víctima, por otra parte, de la paralela recuperación de Dembélé. ¿Problemas con Coutinho? ¡Noooo! Cuando en los últimos partidos se han ganado los doce puntos y, sobre todo, el equipo no ha encajado ningún gol, no puede hablarse de problema. En todo caso, Coutinho tendrá que espabilar y estoy seguro de que este entrenador le ayudará como ha ayudado a Dembélé. 

Un Barça más reconocible

Otra cosa es que a todos nos gustaría que el Barça fuera más reconocible por el ‘jogo bonito’ con Coutinho, Arthur, Dembélé y todos los genios que pudieran sumarse a la fiesta, que al juego compacto que está desarrollando ahora mismo. Y no les digo nada si encima tuviéramos a tres o cuatro nuevos cracks de la cantera participando del espectáculo. Sí, sería maravilloso, pero seguramente es irreal.

Ahora mismo, Valverde y el propio equipo son rehenes del fracaso de Roma la pasada temporada. Aquello abrió los ojos a todos, empezando por el propio Messi, que se ha fijado la Champions como objetivo prioritario para este año, casi una obsesión. Tras aquella noche aciaga, la única en año y medio del valverdismo, dicho sea de paso, la reflexión que se hicieron todos es que había que ser pragmáticos y adaptarse a las exigencias de la Champions, donde en el momento de la verdad, te encuentras con rivales pétreamente estructurados y equilibrados con fuerza y talento, incluso con más fuerza que talento. Y en este punto, todos, Messi incluido, bendijeron el fichaje de Arturo Vidal, entendiéndolo como músculo de lujo.

Y en la misma línea va la incorporación de Jeison Murillo: si en una semifinal de la Champions, o en la final, hay problemas con los centrales, mejor uno con experiencia que un invento de la cantera. No es lo que más gusta al entorno, pero sí es lo más seguro para ganar títulos, que al fin y al cabo es lo que más feliz hace al entorno. Así que los intereses de Valverde y el entorno no son tan distintos. Si uno y otros se paran un minuto a pensarlo, seguro se entenderán mejor.