Valverde debe hacer valer los títulos

Ernesto Valverde, entrenador del FC Barcelona

Ernesto Valverde, entrenador del FC Barcelona / Valentí Enrich

L. Miguelsanz

L. Miguelsanz

Mucho ruido. Demasiado ruido interesado sobre la persona que casi menos se ha oído esta temporada de puertas afuera. Ernesto Valverde llegó a Barcelona para encontrarse una plantilla derrumbada y algo exprimida tras lo que parecía ser un fin de ciclo. Y no lo tuvo fácil, pero imprimió su normalidad como mensaje, algo que cuajó en unos futbolistas que habían estado demasiado tensionados. Comenzó mal por todo el show Neymar, pero su tranquilidad fue clave para darle la vuelta a una temporada que no tenía buena pinta. Y comenzó a ganar y ganar transmitiendo simpatía y elegancia en sus comparecencias públicas. Siempre le criticaron la falta de excelencia y se aprovechó la debacle de Roma para intentar tumbarle. Es cierto que fue un fracaso en toda regla, pero tuvo más pinta de accidente que de catarsis a pesar de que algunos quisieran ver lo contrario. Con tantos triunfos casi se había perdido la costumbre a perder y eligieron el peor momento de la temporada.

Pese a la debacle y la fractura, el equipo demostró que está con el técnico brindándole una final de Copa extraordinaria. Valverde ganará un doblete y ahora le toca al club demostrar que también está a su lado. Y, para ello, no valen medias tintas. El entrenador puede y debe exigir amplios poderes para confeccionar el nuevo proyecto. A Luis Enrique se los dieron tras el triplete y tuvo manga ancha para dar altas y bajas. Valverde quiere una plantilla corta y descartar varios futbolistas. Y firmar para mejorar. Él más que nadie sabrá lo que necesita este grupo para volver a asaltar las posiciones europeas y para que los cracks se sientan mucho más cómodos en el campo. Ya no se trata de firmar por firmar sino de mejorar a través de los ojos de un entrenador que, a veces, no son los mismos que en los despachos del club.