Valverde, en busca del equilibrio

Valverde, en el banquillo blaugrana

Valverde, en el banquillo blaugrana / VALENTÍ ENRICH.

Gerard López

Gerard López

Lo dijo Leo Messi al final del partido contra el Athletic, y dio en el clavo. Al Barça le falta seguridad defensiva. Es un déficit que sufre desde inicio de curso. Si bien ha marcado muchos goles, también sufre detrás cuando era uno de los mejores signos de identidad del Barça de Valverde. Solo ha acabado dos partidos de Liga sin encajar, los dos primeros. Desde entonces, sufre.

Al técnico le ha cambiado el escenario. Ni se le exige solo la Liga como la pasada temporada y se le pide que el equipo juegue un 4-3-3. Un cambio de sistema y un cambio de objetivos. No es fácil adecuarse pero es la batalla en la que está inmerso el técnico. Encontrar un nuevo Barça que sea igual de solvente, igual de fiable, igual de seguro.

En este tránsito, Valverde ha perdido un elemento que era clave para él: Paulinho, quien le daba equilibrio en el equipo. La ausencia del brasileño es importante porque su trabajo físico y su predisposición a las facetas defensivas daban mucha tranquilidad a los de arriba, cuyas exigencias eran menores y podían centrarse en atacar. La lesión de Dembélé fue aprovechada para encontrar este punto de unión entre el ataque y la defensa y apostar definitivamente por el 4-2-2.

El Barça lleva encajados 8 goles en Liga. Solo hay dos equipos peores entre los diez primeros. Un detalle que acaba dando la razón a Messi. Los últimos resultados negativos son fruto de esta inestabilidad defensiva y Valverde sabrá encontrar la solución al puzzle táctico que tiene entre manos.

A los nuevos hay que darles un poco de tiempo para adaptarse, como ya comentamos en el anterior artículo. Arthur juega por primera vez en Europa, Vidal no es Paulinho y Malcom ha empezado con mal pie por culpa de una lesión. Esto no quita que la exigencia sea máxima porque esto es el Barça. Ernesto debe ayudar a focalizarlos pero donde realmente recae la responsabilidad es con los jugadores que conocen más el estilo de juego.

A ellos hay que pedirles que aporten un plus extra para lograr que la sensación del equipo en el terreno de juego sea más sólida, solidaria. En definitiva, más grupal porque el problema del Barça no es solo de uno. Es de todos. Y todos deben sumar fuerzas para sacarlo adelante. Hay que correr hacía adelante pero también hacía atrás. 

El calendario se tensa. Estas deficiencias han llegado en una parte del calendario todavía no lo exigente que será a partir de ahora, pues los rivales que le llegan son de mayor envergadura. La reacción debe ser rápida y contundente porque los errores a partir de ahora tendrán otra dimensión.

También es cierto que es una oportunidad de oro porque salir airoso de estos próximos partidos será sinónimo de que Valverde ya ha encontrado la tecla necesaria para que este Barça vuelva a ser igual de competitivo y fiable que la pasada temporada. Confío en el liderazgo de Valverde y en unos jugadores que nos han dado muchas alegrías. Tienen un margen de confianza amplio. Ahora les toca el turno a ellos para dar este cambio en la dinámica actual que está siendo tan negativa. Sin embargo, hay que ver el vaso medio lleno y solo estamos a inicio de temporada y el equipo es el líder de la competición.