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Opinión

Todo vale con tal de (intentar) hacer daño al Barça

Iñigo, ante Osasuna

Iñigo, ante Osasuna

En 'Los alemanes', la excelente novela con la que Sergio del Molino ganó el premio Alfaguara en 2024, plantea una reflexión interesante: ¿hasta qué punto heredan los hijos la culpa de los padres? ¿Hasta qué punto se puede culpar a un hijo o un nieto de los delitos cometidos por sus padres o abuelos? ¿Merecen ser cancelados los descendientes de aquellos que en su momento tuvieron un comportamiento poco ético, por decirlo suavemente?

Cualquier jurista diría que no hay caso. Sin embargo, la realidad es más tozuda y enrevesada: que se lo pregunten al Barça, condenado durante quién sabe cuánto tiempo a arrastrar las consecuencias de un comportamiento poco ético de sus anteriores dirigentes.

Se acaban de cumplir dos años desde que un excelente trabajo periodístico de la Cadena SER desvelase el 'caso Negreira'. Y sencillamente, desde entonces todo vale para atacar por tierra, mar y aire al club azulgrana y al equipo. No importa que el entrenador sea Xavi o Flick, no importa que la mayoría de los jugadores ni siquiera sepan quién es Negreira, el árbitro que pitaba cuando ellos ni siquiera habían nacido, cuando los árbitros vestían íntegramente de negro. No importa que el proceso siga su curso en los juzgados, ni que las pruebas aportadas no permitan sostener una sanción contra el Barça. Nada importa.

Nada importa porque en el fútbol español se ha instalado la sensación de que cualquier motivo es bueno para atacar al Barça. Llámese Dani Olmo y su inscripción imposible, llámese Iñigo Martínez y su (supuesta) alineación indebida ante Osasuna. El club navarro apela a una norma de la FIFA, pasando por alto que la propia RFEF dio por bueno el comunicado médico que eximía al jugador de acudir a la selección.

Aunque no haya sentencia alguna sobre el 'caso Negreira', cualquier excusa es buena para atacar al Barça. Si el ataque surte efecto, todos contentos (salvo el Barça, claro).

Y si no, no pasa nada, porque, como van gritando por ahí algunos gurús, 'cualquier excusa es buena para minar a los de Negreira'.