El único camino es jugar muy bien

Leo Messi, delantero del FC Barcelona, durante una acción del Barça-Valladolid de LaLiga 2018/19

Leo Messi, delantero del FC Barcelona, durante una acción del Barça-Valladolid de LaLiga 2018/19 / JAVI FERRÁNDIZ

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Messi, que va camino de ganar su décima Liga con el Barça, tiene una deuda pendiente con la Champions. No es lógico que el mejor futbolista del mundo (y, probablemente, de la historia) ‘solo’ haya conquistado cuatro Copas de Europa: una con Rijkaard (2005-06), dos con Guardiola (2008-09 y 2010-11) y una, la última, con Luis Enrique (2014-15). Cuatro títulos continentales son muchos, muchísimos, pero saben a poco para el número uno de todos los tiempos.

Especialmente dolorosos para el crack argentino (y para todos los culés) han sido los tres últimos años, con eliminaciones en cuartos de final y, lo que es peor, triunfos del Madrid. Porque en esta historia de vasos comunicantes que es la rivalidad entre blaugranas y blancos, estos tres títulos consecutivos del Madrid de Zidane y Cristiano han significado un duro correctivo para Messi, que se ha sentido impotente ante la superioridad madridista en Europa.

Por fortuna, Zidane y Cristiano ya no están. Y el Madrid es mucho más débil. Aunque en la Champions sigue imponiendo su escudo y su historia. Ya lo vimos en el campo del Ajax. Ante esto, al Barça solo le queda ser mejor. Mucho mejor. Porque cuando el Barça es mucho mejor es cuando gana en Europa.

Una cosa es la Liga, donde la regularidad se acaba imponiendo. Otra es la Champions, donde intervienen otros factores tan poco controlables como la suerte. El único antídoto es jugar muy bien. Como hizo el Barça de Rijkaard y Ronaldinho, o el de Pep o el del tridente y Luis Enrique. ¿Será capaz de hacerlo el Barça de Valverde? Veremos...