La única ventaja de jugar contra el Bayern

Los jugadores del Bayern celebrando el tempranero gol de Müller

Los jugadores del Bayern celebrando el tempranero gol de Müller / Twitter @FCBayern

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Hacía muchos, muchísimos, años que el Barça no era favorito en un partido de la fase de grupos de la Champions que se juega en el Camp Nou. Mañana no lo será. La trágica dimensión de su crisis económica se refleja en lo deportivo. Y tras la marcha de Messi ha descendido un peldaño en el escalafón del fútbol europeo. Ahora está en el segundo y en el primero está el Bayern, su rival de mañana, así de claro.

Si miramos plantilla y resultados, no hay duda. El Barça ha perdido a Messi y el Bayern mantiene a Lewandowski, por ejemplo. El Barça quedó tercero en la pasada Liga y el Bayern conquistó la Bundesliga de calle, sin ir más lejos. Y lo más trascendental: el Barça se ha debilitado con respecto al   2-8 de infausto recuerdo y el Bayern quizá no es mejor, pero tampoco significativamente peor.

Sin complejos

Todo esto dice la teoría, pero ahora hay que ir a la práctica que, afortunadamente, no siempre responde al razonamiento lógico. Miren, lo único bueno de jugar contra el Bayern es la oportunidad de revertir de forma contundente el estado de desazón que invade al barcelonismo. También de dar credibilidad al proyecto futbolístico y estabilidad a Koeman.

Para entendernos, la derrota contra el Bayern está casi descontada y ganar sería como pegar mil patadas donde más duele a los fantasmas que no dejan despegar al equipo ni ilusionar a la afición. Analizado desde este punto de vista, es obvio que lo primero que hay que hacer es jugar sin complejos. Si además de la dura realidad que toca vivir hay un componente psicológico que pesa como una losa, sería bueno que los jugadores enfrentaran el partido como una cosa personal. ¿Una revancha?

Pues sí. Hay que vengar el 2-8 y para hacerlo hay que ser valiente en la estrategia e intensísimos en la actitud y el esfuerzo. Hay que jugar sin miedo ni signos de debilidad que den alas a los alemanes. Con tu estilo de juego más una inquebrantable voluntad de superar al rival. No hay más. Y se puede. Y si se hace, la afición volverá a creer incluso si el resultado no es el mejor. La oportunidad de vengar el 2-8 es la única ventaja de jugar, ahora, contra el Bayern.