Una Liga plácida pero peligrosa

Viera puso la primera piedra de la remontada de su equipo

Viera puso la primera piedra de la remontada de su equipo / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

El Barcelona tiene hoy un partido que no es lo que parece. Porque a pesar de la renta conseguida en el campeonato liguero, que todavía puede ser más grande tras los tropiezos de Atlético y Valencia, el equipo de Ernesto Valverde tiene que superar un partido muy difícil contra el Betis, ahora mismo uno de los conjuntos más en forma de la Liga. En la rueda de prensa de ayer el entrenador blaugrana dejó muy claro que el vestuario no da la competición por ganada, pero es difícilmente evitable que de manera inconsciente algún jugador empiece a dosificar esfuerzos antes de tiempo.

A la dificultad intrínseca del encuentro se le añade otro factor de alerta, el imprevisto tropiezo copero ante el Espanyol, que obliga a un esfuerzo importante el próximo jueves y debe servir además para mantener la exigencia igual de alta que hasta ahora. Porque lo realmente peligroso de la primera derrota tras 30 partidos no fue tanto complicar el partido de vuelta como dejar que aparecieran las primeras dudas, algo inevitable cuando se pierde. En el fútbol los resultados no lo explican todo, pero por si mismos cambian dinámicas y pueden convertirse en puntos de inflexión, al alza o a la baja. Al principio de temporada, y tras el varapalo de la Supercopa de España, el Barcelona se cosió a base de victorias y fue así solidificando el proyecto y acumulando autoestima.

De la misma manera, una derrota imprevista puede desencadenar rachas negativas y llevar a crisis de confianza no deseadas. Más allá que numéricamente el equipo tiene la oportunidad de ampliar hoy la distancia al Atlético y mantener o incluso engrandecer el diferencial con el Real Madrid, lo relevante hoy es cortar cualquier atisbo de desconfianza, ahora que ya se empieza a divisar el tramo decisivo de la temporada, con la Copa del Rey en su recta decisiva y la Champions League asomando en el horizonte. Mucho cuidado con un partido que no tiene nada de trivial y mucho cuidado con dejarse ir. La placidez de la Liga, sin grandes retos y con los rivales dimitiendo en cadena, es tan engañosa como peligrosa.