Una cosa es depender de Messi y otra es colgarse de él

Messi no está entre los tres finalistas

Messi no está entre los tres finalistas / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

El Betis tomó el Camp Nou por todo lo alto, contra todo pronóstico pero con indiscutible merecimiento. Hacía muchos años que un equipo no dominaba con tanta superioridad un encuentro en el feudo blaugrana, quizás porque hacía muchos años que un entrenador rival no planteaba un partido con tanta valentía, ambición e inteligencia.

El repaso de Quique Setién a Valverde fue especialmente evidente en el primer tiempo: mientras el técnico bético apostó por su idea de tener el balón con el rol de todos sus jugadores muy bien definido, el técnico blaugrana fue dando bandazos y no encontró nunca la respuesta adecuada a los golpes que le asestó el equipo bético.

El Barça tardó 45 minutos en entender el rival que tenía enfrente y cuando lo hizo ya era demasiado tarde, básicamente porque el conjunto de Setién se fue 0 a 2 al descanso, un resultado que, visto el baño, incluso pareció corto. En la reanudación, Valverde reaccionó y el Barça al menos mostró más coraje con la entrada de Vidal por Malcom, voluntarioso pero mal ubicado en una banda en la que bloqueaba a Alba.

Cada gol del Barça fue contestado inmediatamente por el Betis, que a pesar del apretado resultado final no pareció temer nunca por la victoria. A pesar de todo, sería injusto señalar solamente al técnico blaugrana porque, excepto Messi y un impetuoso Vidal, el conjunto falló en bloque, y jugadores como Sergi Roberto, Arthur, Alba o Rakitic, que habían estado excelsos en los últimos encuentros, ayer estuvieron muy por debajo de su nivel habitual.

La bajada general de rendimiento se produjo justamente el día que volvía Messi, y sugiere inevitablemente que hay demasiados futbolistas que, con la presencia del argentino, se relajan y piensan que tarde o temprano el crack ya resolverá el partido. Es la única explicación para entender algo surrealista y casi paranormal: sin Messi, el Barça arrasó al Madrid 5 a 1 y con Messi fue ayer arrasado por el Betis, que perforó 4 veces la endeble defensa blaugrana. Y es que una cosa es depender de Messi y otra muy diferente es colgarse de él.

Sin duda, la otra gran asignatura que deja el batacazo ante el Betis es el inmenso boquete que se ha abierto atrás, y nada ilustra mejor la sangría que los 16 goles que ha encajado el Barça hasta la jornada 12, una cifra que el año pasado se alcanzó en la jornada 31, es decir, 19 jornada más tarde. El parón deja encima de la mesa muchos deberes.