Una apuesta tan estimulante como incierta

Sigue el primer día de Quique Setién como técnico del Barça (ES)

Sigue el primer día de Quique Setién como técnico del Barça

Jordi Costa

Jordi Costa

Por más que indignen las formas impresentables con las que el Barça ha atropellado a Valverde, un señor desde el primer al último día de su estancia en el club, es igual de surrealista pensar que la labor del txingurri no merecía ser cuestionada. Resultados al margen, el Barça ha sido una alma en pena durante todo el curso, sin capacidad de divertir ni de exigirse para rendir con regularidad. En resumen: sabe mal cómo le han echado, pero dudo que le echemos de menos. Otra cosa es que Quique Setién pueda arreglar un desaguisado más profundo que el nombre y la obra del entrenador.

Más allá de que el cántabro no fue, óbviamente, la primera opción de la dirigencia blaugrana, su elección es estimulante. Defiende su credo futbolístico con pasión y casi intransigencia, lo cual podría avalar que el Barça regrese a sus orígenes o, por lo menos, que alegre su rostro mustio. El gran reto de Setién no es tanto futbolístico como de jerarquía: lograr que futbolistas que lo han ganado todo se enganchen al entusiasmo de un técnico sin currículum. En el buen tránsito de pasear entre las vacas a dirigir vacas sagradas va a radicar su éxito o su fracaso.

Tengo por seguro que uno de los más beneficiados por la llegada de Setién será De Jong, hastiado y desquiciado en las últimas semanas, y que ahora verá -como Busquets o Arthur, si se centra- cómo su nuevo entrenador intenta dotar al centro del campo del peso que perdió tiempo atrás. Y también es probable que la capacidad asociativa de Griezmann se vea potenciada por el cambio de registro. 

Entre los obstáculos que encontrará Setién, se me ocurre que un sector del barcelonismo puede no compartir su prioridad por la estética antes que por el marcador, lo cual le pasará factura en tanto que hereda un equipo líder de la Liga y clasificado para octavos en la Champions. De hecho, el peligroso listón se lo marcó Bartomeu cuando se cargó a Valverde tras el KO en la Supercopa y le indicó a su sucesor el objetivo del triplete.

Y es que, en realidad, lo que convierte en más incierta la aventura de Setién son sus compañeros de viaje. Un presidente y una secretaría técnica guiados por la improvisación y el escaso criterio, cuando no por la mentira o el resentimiento en la acusación velada a la falta de discreción de Xavi, no parecen el mejor apoyo ante tamaño reto. Sin nadie al volante de la institución, y como ya pasaba con Valverde, lo bueno y lo malo que venga dependerá de lo que se cueza en el vestuario.

SUÁREZ: DE UN PROBLEMA, UNA OPORTUNIDAD

Incluso sin saber cómo Setién va a disponer tácticamente al Barça, y a pesar de las dudas que despierta el físico del uruguayo desde tiempo atrás, perder a Luis Suárez por lo que resta de curso es un grave contratiempo. Y, sin embargo, es cuestionable que sea necesario buscarle un recambio en el mercado invernal y es probable que su ausencia permita al equipo evolucionar como colectivo.

Siendo una opción natural reubicar a Messi como punta de lanza, o como el falso 9 que fue antaño, el Barça dispone de Griezmann, Ansu -convertido hace semanas en un factor residual- y el solvente Carles Pérez, además de contar con la reaparición de Dembélé para dentro de un mes. Óbviamente, el potencial intimidatorio del equipo queda reducido, por las cifras de Suárez -11 goles en Liga y 3 en Champions- y por su química con Messi, pero su ausencia abre la posibilidad de retornar al tradicional 4-3-3, con un sólo futbolista descolgado de labores defensivas, y con dos acompañantes a los costados de Leo que sí abran el campo y sí permitan morder en la presión sobre la salida del rival.

Las mejores versiones tanto del Dream Team como del Pep Team florecieron sin un delantero centro nato, y es ese el camino que cabe reexplorar. Cuánto echaremos de menos a Suárez dependerá de la capacidad del Barça de no fiarlo todo a la contundencia de sus delanteros.