El último cruyffista para Bartomeu

Quique Setién en el banquillo del Camp Nou

Quique Setién en el banquillo del Camp Nou / FCB

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Después de todo lo que ha llovido y lo enfangado que ha quedado el panorama, mejor dicho, la directiva y por su culpa la imagen del club, bien puede decirse que con Setién ha vuelto la ilusión. Perfecta la puesta en escena del nuevo entrenador. Impecable su discurso, incuestionable la sensación de sinceridad que emanaba de cada una de sus palabras, esperanzadoras su personalidad, plan de trabajo y filosofía futbolística.

Bartomeu puede respirar; Setién le da un nuevo balón de oxígeno, tal vez el último del que va a gozar el presidente azulgrana y, con él, el candidato continuista al que hasta el momento tienen escondido porque mostrarle en estas condiciones sería destruirlo antes de presentarlo. No en vano, después de buscar y buscar, Bartomeu ha encontrado al último cruyffista dispuesto a echarle un salvavidas.

BIENVENIDO, QUIQUE

Es evidente que el presidente ha hecho todo lo posible por seducir a los más altos referentes del modelo cruyffista/guardiolista que se ha ido abandonando hasta el punto de tener que cesar a un entrenador bicampeón de Liga con el equipo líder y con todas las posibilidades en la Champions. Han sido las sensaciones, y no los resultados, las que se han cargado a Valverde. La dinámica, como lo definió el propio presidente. Pues bien, ha quedado demostrado que el cruyffismo no está con Bartomeu. Xavi y Koeman le han dado calazabas. Con anterioridad, Puyol no quiso saber nada de secretarías técnicas, exactamente igual que el propio hijo de Johan, Jordi Cruyff.

De Guardiola no hace falta decir nada más, solo que se ha alineado con Valverde y hasta Iniesta, siempre prudente y mesurado, ha encontrado “feas” las formas del cambio de entrenador. A Bartomeu le quedaban muy pocos cruyffistas con los que salvar la cara pero, in extremis, ha encontrado al último en la figura de Setién, fiel admirador y seguidor de la doctrina, aunque no discípulo directo. De momento, ha parado el golpe; es el efecto mágico del cruyffismo. Bienvenido sea Quique, los cruyffistas siempre lo son en este club.